sábado, 4 de diciembre de 2010

Crónica de un nacimiento respetado

Crónica de un nacimiento respetado

Regresé del primer encuentro de crianza con el corazón lleno por la satisfacción de haberme cruzado con muchos papás y mamás que piensan como nosotros: que el amor incondicional y el respeto hacia un hijo es lo más hermoso que uno puede sentir, y que gestar, parir y mater/paternar es la tarea más trascendental del ser humano. Nada más importante, nada más urgente, nada más lindo que pasarte todo el día con tu bebé en brazos, amándolo, mirándolo, dándole calor y confianza para enfrentar la hostilidad del mundo.
Casi por casualidad me crucé con mi doula Melina Bronfman. Un día, a las pocas semanas de estar embarazada fui a darle la noticia a mi prima. Su novio, Fran, tomó un papel y anotó, diciéndome:"no sé bien qué hace mi mamá, pero sé que las embarazadas tienen que llamarla". Y yo volví a mi casa pensando en que una loca me iba a volver loca, que yo era tranquila y que iba a estar todo bien, que mi mamá y mi suegra podrían ayudarme y que no tenía ganas de cruzarme con ninguna fundamentalista que me quisiera convencer de nada. Fran me había dado, sin saberlo siquiera él, el mejor regalo que recibí en todo el embarazo. Y por ello le estaré eternamente agradecida.
A pesar de mis dudas, la googleé... y la idea de la secta se fue disipando. Así llegamos al mater-pater... y me convertí en una seguidora incondicional de sus consejos. Porque Melina ama a los niños por sobre todas las cosas, porque tiene una energía tan potente que me ayudó a atravesar los momentos de duda durante el embarazo y el parto. Y porque el respeto por la maternidad es su camino... y el mío.
El primero en plantear el parto en casa fue Gustavo, mi marido. A mí todavía me daba un poco de miedo, y no quería ni pensar en blanquearlo frente a amigos y familiares... Habíamos hablado de un parto humanizado, pero en institución... a pesar del oxímoron, parece posible, en algunas instituciones y con algunos, lamento decirlo, pocos, profesionales. Pero al avanzar el embarazo,cada vez me daba más miedo meterme en una clínica, y menos, quedarme en casa... con el acompañamiento correcto, claro está. Así que hablamos con nuestra partera (Susana Rodríguez, ferviente defensora de los partos humanizados y amante de los domiciliarios), y por supuesto con nuestra doula Melina. Y avanzamos...y los análisis nos daban la razón, y yo seguía preparándome con clases de yoga, eutonía, natación y terapia... y un día: llegó el día.
Esa mañana fui a eutonía. Me había levantado bastante cansada, pero decidí no perderme la clase porque sabía que me haría sentir mejor. Hicimos TODA la clase. Volvimos caminando. Pasé por el barrio chino e hice unas compras pensando en la cena. Y después de almorzar bajé a tomar sol.Pero estaba cansada. Así que decidí dormir una siesta antes de volver a salir (pretendía asistir a un curso de radiestesia a las 18 hs)... Me desperté a las 17 y seguía cansada, por lo que decidí no ir al curso. Pero a las 18, recibí un mensaje de Meli diciéndome que el parapsicólogo que daba el curso podía saber, previa observación de mi aura, si se acercaba la fecha (ella tenía planeado un viaje relámpago a Córdoba para el día siguiente, pero estaba en dudas porque yo estaba cerca de la fecha). Decidí ir una vez finalizado el curso, para que Igor (el entendido) me dijera cuándo iba a parir.
Esa tarde, sin saberlo, a una trivial pregunta de Facebook de "¿qué vas a hacer esta noche?" yo había respondido: "si tengo suerte, pariré. si no, seguiré esperando a que se cocine el pancito".
Y 5 minutos más tarde volví a escribirle a Meli... que creía haber roto bolsa. Creía, porque había sido una fisura, así que no viví la escena clásica en la que una cree haberse hecho pis.
Gustavo, mientras tanto, decidió no dar su clase de los viernes a la noche, porque tuvo un presentimiento. Y apareció en casa, a los 10 minutos de este episodio.
Así empezó el show.
A las 20 hs llegó Susy, me tactó y vio que el cuello había desaparecido y que tenía 1 cm de dilatación. Me recomendó hacer mi vida normal, darme un baño, relajarme, diciendo que el tdp no arrancaría en menos de 6/8 hs, que no nos pusiésemos ansiosos. Y se fue, prometiendo volver a las 7 de la mañana siguiente.
Apenas hubo cruzado la puerta, empecé a tener contracciones fuertes (o al menos yo creía que eran fuertes en ese momento)... y la llamé a Meli. Llegó en un rato, prometiendo (y cumpliendo) aliviarme con masajes en las crestas. Desde que llegó, el tdp se disparó. La casa se transformó en una cueva oscura (a partir de mis gritos de "apagá las luces, gus!!!"), y poco a poco, yo iba entrando en trance.
Las contracciones que siguieron fueron mucho más fuertes, recuerdo haber dicho que no iba a aguantar 12 hs de esos dolores... (me habían dicho que los partos de primerizas suelen ser muy largos, que estuviera preparada y que optimizara mis energías para los momentos finales). Y Meli me calmó con unas palabras: no creo que dure 12 hs, viene dinámico. Feliz.
A partir de este momento, perdí la noción del tiempo, todo me pareció rapidísimo. Y en verdad lo fue, pero menos de lo que yo percibí. Entre el inodoro y la bañera pasaron las segundas (para mí las peores) contracciones. Un poco de susto que fue aplacado por la doula y Gus, y por suerte, casi en seguida, las ganas de pujar.
Meli se fue para llamar a Susy, y me di cuenta de lo importante que era tenerla cerca. El sólo hecho de saberme acompañada hacía que todo doliera menos. El trance era total, después del parto escuché la grabación de mis gritos, y realmente son animales. Es increíble ese estado, se logra perfectamente si a una la dejan ser y hacer lo que el cuerpo pide. La naturaleza nos preparó para esto, mujeres. Sepámoslo.
Uno de los momentos que más me emocionan al recordar el parto fue una respuesta de Meli ante mi asustadizo: "ahí viene otra". "¿Te gusta el mar?", me dijo. "Me encanta". "Bueno, no pienses que son contracciones. Pensá que son olas que te están trayendo a tu hija. No las esquives, dejalas que te atraviesen"... y el dolor tuvo sentido. Y ya no dolió tanto. De verdad, no es la amnesia post-parto. Es saber que el parto es una suerte de rito de pasaje que tiene ciertos obstáculos, pero no deberíamos pensar en el dolor, sino en el cambio, en la energía, en el sentido de ese dolor.
Aparentemente Susy dijo que faltaba, que no vendría aún. Pero todo siguió su curso tan rápido que Meli quiso llamarla nuevamente. Y esta vez no la dejé ir. Como tuvo que hablar a mi lado, escuché que "esto viene con bastante dinámica, ya tiene ganas de pujar, yo tengo un par de guantes estériles, etc, etc"... por lo que me di cuenta de que faltaba muy poco. Y quise seguir.
Llegó Susy (después me dijeron que fue como a las 23 hs)... sólo recuerdo pedir mucha agua muy fría entre contracción y contracción. Y allí estuvo Gus, sosteniendo la botella casi todo el parto. Quiso tactarme, para lo cual tuvieron que sostenerme entre Gus y Meli (yo ya no podía moverme, sólo me encontraba cómoda sentada en el inodoro). Escuché, entonces, otra buena noticia ("tenés 6 cm."). Susy sugirió que me pasara a la bañera para aliviar un poco los dolores y de paso, flexionar una pierna ayudando a SOfi a acomodarse (aparentemente la cabeza presionaba hacia atrás, habiendo causado mis prematuras ganas de pujar)... otra vez tuvieron que ayudarme a moverme (recuerdo haber pensado que si alguien decidía que era mejor ir a la clínica, habría sido muy difícil convencerme para subir al auto, menos mal que no fue necesario). Apenas unos minutos después de haberme pasado al agua, 9 cm!!! Nueve! y... querés que le avisemos al obstetra? Si no es necesario, preferiría que no (igual no habría llegado). En muy poco tiempo sentí un ardor muy fuerte en el periné y quise descansar de pujar (descansar, jaja!) "NOOO!", gritaron los 3 a coro, "seguí que ya está la cabeza, viene Sofi, está saliendo, pujáaaaa".
Y llegó.
Sofía llegó tranquila, nació en el agua, tenía los ojos abiertos... la pusieron en mi pecho. Y allí estuvo, desde las 0:39 del 6 de noviembre hasta la mañana siguiente. Por momentos, durmió en el pecho de Gus, por momentos en el mío. Había tomado la teta durante 40 minutos al nacer, expulsó el meconio, no fue intervenida, sólo lloró cuando el neonatólogo la tomó para pesarla y se dedicó a abrazarnos toda la noche. Fue la mejor noche de mi vida. A pesar del cansancio, la emoción no me dejó dormir, sólo podía mirar a mi cachorrita y sonreir. Mis gatos (Ramón y Elsa), perplejos y cansados, durmieron todo el día siguiente. Poco a poco, con el correr de los días, fueron acercándose a Sofi, siempre muy respetuosos. Los animales saben quién es la cría en la manada.
Me recuperé muy rápidamente del parto. Después de todo, sólo tuve 4 puntos de un desgarro en la piel (no hubo peridural ni episiotomía). Emocionalmente, fue la experiencia más emponderante que viví, deseo que todas las mujeres puedan vivir su parto como yo viví el mío. El respeto con el que fui tratada, la compañía y el apoyo incondicional de Gustavo, Melina y Susana fueron lo mejor que pude haber recibido. Estaré eternamente agradecida a los tres por haberme dejado parir tranquila, sabiendo que contaba con ellos a cada instante. Y con Sofi, que trabajó tan duro como su mamá esa noche. Gracias, hija, cachorrita, gracias por haber confiado en mí.
Sofi está cerca de cumplir su primer mes. Decidí escribir este relato porque haber leído otros relatos de otras mamás me ayudó a decidirme a parir en casa. Y creo que es lo único que puedo hacer para ayudar desde mi experiencia. Ojalá más mujeres se animen a vivir sus partos con total libertad e intensidad. Ojalá haya más doulas (considero que toda mujer debe recibir este apoyo, y que no siempre el acompañamiento de una madre o una suegra es el ideal en ese proceso. Y eso no está mal, está bueno que ellas sean abuelas, pero sepamos que las abuelas a veces tienen miedos y muchas veces no cuentan con la preparación o información con las que cuenta una doula). Ojalá existan más obstetras y parteras que quieran ver partos, no operaciones programadas. Ojalá los próximos bebés sean recibidos con el respeto con el que fue recibida mi Sofi. Ojalá esto sirva, así sea para ayudar a una mamá a vencer sus miedos y apropiarse de su parto. Una es suficiente para que yo sienta que he ayudado en algo.
El camino que se abrió aquel día en el que Fran me dio el teléfono de su mamá no terminó (por suerte) con el parto. La premisa, como mencioné antes, es el amor incondicional y el respeto por los bebés. Y la lucha sigue, porque siempre existen detractores (de la teta, de los brazos, del colecho). A ellos, cara de nada. A nosotros, sigamos así. Si tener hijos no te cambia, entonces te hubieses comprado un electrodoméstico o te hubieses ido una semana a un crucero, total, para mostrarle las fotos a tus amigos es lo mismo un bebé que una playa del Caribe. Si estás en este camino, felicitaciones! Sos de los pocos que mira a su bebé antes que a sí mismo. Y ellos se dan cuenta. Para mí, ahí radica la diferencia entre cualquier humano y un bebé feliz. Y mi idea es que Sofi sea feliz.

Gracias por tomarte el tiempo de leer mi crónica. Si terminaste, por ahí podés cambiar algo.
Julia

domingo, 28 de noviembre de 2010

Criar un adulto amoroso, responsable y respetuoso.

http://www.naomialdort.com/articles8_es.html

Sobrevivir a los dos años
Por Naomi Aldort
Autora de Aprender a educar sin gritos, amenazas ni castigos

Muchos padres sensibles a la crianza natural me llaman desconcertados cuando el comportamiento de sus hijos no parece ajustarse a sus expectativas. "¡Pero si lo hice todo bien!", decía una madre. "Tuvo un nacimiento respetado, la llevé encima continuamente, y todavía sigue tomando el pecho y durmiendo con nosotros. Ahora que tiene dos años, no estoy segura de nada, no sé cómo atender sus constantes demandas". Algunos padres tienen preguntas concretas sobre la comida, el hecho de compartir, la cooperación y las etapas de desarrollo infantil. Otros no están seguros de cuántos límites poner, ni cuánta libertad proporcionar. La verdad es que todas estas cuestiones pueden dejarnos perplejos. No tenemos modelos, y la mayoría de nosotros no estamos siguiendo los pasos de nuestros padres como referencia.

Todos nosotros amamos a nuestros hijos y queremos lo mejor para ellos. Queremos escuchar nuestros corazones, nuestra intuición, y atender las necesidades de nuestros hijos. A veces, nuestra propia infancia puede representar una dificultad para nosotros. Hasta los padres más amorosos responden a veces a sus hijos en un tono que podrá ser de todo, menos amoroso y amable. Esto suele venir de heridas del pasado que el niño abre de nuevo. ¿Cómo podemos aprender a cuidar de nuestros hijos de forma amorosa, sin la interferencia de nuestros propios recuerdos dolorosos del pasado?

La crianza natural es el camino más corto para conocer las necesidades de un niño, y confiar y responder a sus necesidades es la mejor manera de evitar que nuestras propias preocupaciones interfieran en su cuidado. Pero aún y así, a veces no acertamos. Es relativamente fácil confiar en un bebé: darle el pecho, cambiarle el pañal, mecerlo, dormirlo. Pero cuando el pequeño empieza a adquirir independencia física, las cosas pueden seguir fluyendo con la misma facilidad, o pueden tomar una dirección de nos desconcierta, y es posible que ya no sepamos qué permitir y qué restringir. Los niños pequeños necesitan nuestro liderazgo. Necesitan una guía clara y amable, junto con nuestro apoyo y nuestro "voto de confianza". La belleza del liderazgo es que la mejor manera de dirigir, en realidad, es seguir al otro.

Cuando una madre me consultó sobre cómo conseguir que su hijo de 2 años dejara de tirar los cubiertos al suelo después de cada comida, yo le pregunté cómo se sentía ella respecto a este comportamiento del niño. Ella me dijo que le rechinaban los dientes de rabia y frustración mientras trataba de evitar que el niño desarrollara esas "malas maneras en la mesa". Pero en cuanto la madre escuchó su propia conversación interior, fue capaz de separar sus propias reacciones emocionales de las verdaderas necesidades del niño. Ella recordó el dolor de sentirse "utilizada" como si fuera una "esclava" por su familia, cuando era niña. Recordó que tenía que hacer tareas que odiaba, y que le regañaban y hacían avergonzar cuando no conseguía hacerlas lo suficientemente bien. También recordó el dolor que le inflingían si actuaba con la libertad propia de la niñez, y el miedo interior que frenaba su curiosidad y vivacidad a medida que fue creciendo.

Cuando esta madre se dio cuenta de que su reacción negativa al comportamiento de su hijo estaba basada en sus propias heridas del pasado, pudo ver lo que estaba pasando realmente: el niño no estaba exhibiendo "malas maneras en la mesa"; era más bien un pequeño científico que experimentaba con la gravedad. Cuando ella pudo ser capaz de ver las cosas desde el punto de vista de su hijo, pudo maravillarse y disfrutar de estos experimentos, igual que con otras ideas creativas del niño. Entonces pudo, además, jugar con él: tomó los cubiertos de plata, los repartió, y el niño los tiró una y otra vez. Ambos pudieron reírse de esto, ya que la madre estaba actuando en consonancia con las necesidades del niño, y no en su contra.

No debe sorprendernos que este juego de "tirar los cubiertos al suelo" desapareciera por sí mismo en cuanto el niño empezó a interesarse más por otros objetos y actividades. Su comportamiento en general mejoró, y la capacidad de su madre de disfrutar con él creció a pasos agigantados. La madre aprendió a ver a su hijo como un individuo con su propia perspectiva y sus propios motivos. Cada etapa en la vida de un niño está ahí para algo. Si podemos respetar y responder plenamente a sus necesidades en cada etapa de la vida, ellos podrán pasar por esa etapa y avanzar más allá.

Potenciar la responsabilidad

Mi hijo Oliver, de 2 años, estaba sentado junto a mi lámpara para que le leyera. En cuanto terminábamos de leer un libro, quería otro más. Le besé y le dije: “Pon este libro en su sitio, y trae lo que quieras leer”. Era una tarea sencilla, y lo hizo sonriendo. La vida de Oliver estaba llena de tareas pequeñas que podía realizar fácilmente. Los zapatos se quitan cuando llegamos a casa. Luego se guardan. Cada juguete se guarda antes de elegir otro. Su padre y yo le ayudábamos, en caso necesario, a hacer estas cosas con alegría.

A veces el desorden era demasiado abrumador, y terminaba por hacer yo la mayor parte del trabajo. Mi sentido del orden, la autodisciplina y la responsabilidad entraba en escena, con o sin la participación de mis hijos. Verme limpiar la comida que ha caído por el suelo, o ayudarme voluntariamente a hacer esta tarea (a petición suya) eran herramientas mucho más útiles para Oliver que verse obligado a hacerlo él antes de estar preparado de verdad para ello. De la misma manera, mi tono amable de voz, mi generosidad y amabilidad al responder a sus necesidades, le enseñaban todo lo que un millón de palabras no conseguirían comunicar.

A los 3 años, Oliver me pedía que limpiara si la comida se caía fuera del plato. Ya le interesaba este asunto. Por el contrario, mis otros hijos no internalizaron esta actitud hasta mucho más tarde. Cada niño tiene su propio ritmo y su propia tabla de desarrollo. En una relación construida sobre el apego, los niños internalizan todos los matices de nuestra forma de ser, porque confían en nosotros. Cuando somos autodisciplinados, ellos siguen nuestro liderazgo. Cuando viven la experiencia de nuestra amabilidad y gratitud hacia ellos, se convierten a su vez en niños amables, y cuando nos ven cooperar, aprenden a cooperar.

Algunas personas pueden decir: "No, mi hij@ parece que no aprende". Yo puedo garantizarles que puede que no haya aprendido todavía, pero que lo hará tarde o temprano. Cuando haya terminado de crecer, su comportamiento será casi como el de un adulto. Puede que no cumpla con todas las expectativas de sus padres, sino con las suyas propias: crecer, realizarse plenamente, pertenecer y contribuir. Será únicamente él mismo o ella misma.

Algunos padres pueden tener un hijo "enérgico", o pueden ver a su hijo o hija como “diferente, distindo a los demás”. Cada niño es único. Un padre o madre puede sentirse apegado, satisfacer las necesidades de sus hijos, ser amable y amoroso, y aún así puede tener dificultades insospechadas. Algunos niños, simplemente, tienen una manera de ser poco usual. En estas situaciones, puede que los padres tengan que aprender a reconocer las necesidades de su hijo o hija. Los niños se comunican de maneras que no siempre están claras para los padres. Aunque la crianza natural desarrolla nuestra sensibilidad para comprender el lenguaje especial de nuestros hijos, a veces podemos perder de vista la realidad interna del niño.

Decir "sí" la mayoría de veces fomenta la confianza y la cooperación

Cuando un niño se vuelve muy demandante, quejica, o menos receptivo, probablemente es que se siente frustrado por necesidades no satisfechas. La tolerancia del niño a la frustración y a no conseguir lo que quiere tiene mucho que ver con el grado en que siente que la vida en general acompaña sus necesidades, y no va en contra de ellas. Tendríamos que decir “sí” a las necesidades de nuestros hijos tanto como sea posible; cuando no es posible, al menos podemos decir “sí” a sus sentimientos.

Respetar y satisfacer sus necesidades es la mejor manera de asegurarnos de que nuestros hijos sean felices y cooperativos. El juego y la experimentación son la principal ocupación de un niño pequeño, y necesita nuestro voto de confianza para ello. Hacer una escultura de puré de patatas no le hace daño a nadie, es barato y se puede limpiar. Escaparse corriendo a la hora de irse a la cama es una invitación al juego, y desmontar un teléfono viejo es una aventura de aprendizaje. La mayor parte de nuestros "nos" se pueden convertir en "síes" muy fácilmente: "Sí, te gusta recortar los libros, aquí tienes una revista que puedes recortar"; "Sí, ya veo que estás haciendo un lago con el zumo. Bueno, déjame trasladar tu experimento al fregadero"; "Sí, te gusta pintar en la pared, aquí tienes una gran hoja de papel para pintar"; "Sí, puedes jugar con mi teléfono (que acabo de apagar)".

Cuando algo no hace daño a nadie, es seguro, y fácil de limpiar, podemos convertirnos en líderes si les proporcionamos herramientas y retiramos los obstáculos. Esto le ayuda al niño a sentirse digno de ser respetado y a confiar en nuestro liderazgo, nuestra guía y nuestras intenciones. Entonces responderá a nuestro liderazgo no con miedo o intimidación, sino simplemente porque quiere respondernos con tanta amabilidad como nosotros le hemos atendido.

Proporcionar liderazgo en momentos difíciles

Una niña de 3 años estaba disfrutando alegremente de un baño en la piscina, en brazos de su madre. Cuando quiso dar por terminado el baño, pidió que le pusieran la ropa para jugar en la hierba. En cuanto estuvo vestida, empezó a lloriquear: “Mamá, quiero irme a casa ahora”. La madre le dijo que ahora le tocaba bañarse a su hermano, y que después de 5 o 10 minutos se irían a casa.

La niña se mantuvo inflexible: "¡AHORA!", gritó, "¡Quiero irme a casa AHORA!". Esta madre quería satisfacer las necesidades de ambos niños. Lo que hizo fue validar los sentimientos de su hija, mientras la acariciaba cariñosamente: "Quieres irte a casa ahora, y no podemos hacerlo todavía. Estás triste y lloras". La niña pidió una vez más ir a casa y contó con la validación de su madre, pero no hubo ningún cambio de planes. Una vez su necesidad de empatía fue satisfecha, dejó de llorar y jugó alegremente el resto del tiempo.

En muchos casos, la historia es al revés: un niño no se quiere ir. El reto es el mismo, no obstante. El niño quiere algo que no es posible, ya sea porque entra en conflicto con la necesidad de otro niño, porque es perjudicial, o por cualquier otro motivo. Los padres pueden sentir ansiedad por proporcionar todo aquello que el niño pide, o pánico de hacer frente a un niño contrariado o que llora. Estar al lado de nuestros hijos no siempre significa que sea posible darles todo lo que quieren. La mayoría de los niños que hablan son capaces de comprender y aceptar los límites de la realidad, siempre y cuando les mostremos que nos interesamos por sus sentimientos y que los comprendemos.

¿Cuándo aprenderán a "comportarse"?

Las expectativas de los padres pueden ser el mayor obstáculo para el desarrollo del niño y una de las principales causas de dificultades. Los niños hacen absolutamente todo lo que pueden para aprender, para imitar nuestro ejemplo, y para agradarnos. Nosotros podemos confiar en ellos y guiarlos basándonos en su etapa de desarrollo. Tienen un gran reto por delante: convertirse en adultos. Tienen prisa y van todo lo rápido que pueden. Indicarle a un niño que tiene que crecer aún más rápido solo puede conducir a experiencias de fracaso y rebajar su autoestima.

La causa más frecuente de dificultades son ciertas prácticas comunes en muchas familias: castigos, amenazas, privaciones, tiempo fuera, sobornos, insultos, gritos, regañinas, inducir sentimientos de culpa, y otras formas de control sobre los niños. Lo mejor que podemos hacer como padres para garantizar que nuestros hijos van a crecer y convertirse en adultos compasivos, comunicativos, responsables, afectuosos y considerados es tratarlos con esas mismas cualidades, y confiar en ellos para adaptar nuestro comportamiento a su propio ritmo.

Amamantar a demanda, llevar en brazos, responder al llanto o colechar son solo una parte de la crianza natural. Un niño hablará en un tono amable si escucha que sus padres le hablan con amabilidad, a él y a los demás. Es probable que sea cuidadoso con las cosas si ha observado cómo los demás son cuidadosos con su entorno. Aprenderá a compartir si comparten con él, y si se le respeta cuando no está preparado para compartir. Aprenderá a decir "gracias" cuando reciba y observe expresiones de gratitud. La única forma de saber cuándo cabe esperar el desarrollo de ciertos comportamientos es observar al niño. Mientras tanto, los padres pueden guiarlo, no mediante el control o las órdenes, sino mediante el ejemplo y una orientación clara y amable.

Declaración de total confianza en los niños

1.El comportamiento propio de los adultos madura en el momento en que somos adultos.
2.No tener expectativas significa no sufrir decepciones y no ejercer una presión perjudicial sobre el niño.
3.Los niños responden mejor al modelo y el liderazgo, no al control.
4.Confía… y espera.
5.Elige entre tu conveniencia momentánea y tus objetivos a largo plazo sobre el modo en que tu hijo se verá a sí mismo.
6.Disfruta de tu hijo por lo que es, no por lo que te gustaría que fuera: nunca va a volver a tener esta edad.
7.Distingue entre tus necesidades emocionales y los sentimientos y necesidades de tu hijo. Actúa hacia tu hijo en armonía con sus necesidades; preocúpate de tus necesidades emocionales en otra parte.
8.Celebra que tu hijo es un ser único, igual que lo eres tú.
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© Copyright Naomi Aldort. Reimpreso y adaptado de “Kangaroo Kids”, boletín de noticias de Northwest Attachment Parenting, núm. 27, otoño de 1998.

Naomi Aldort es autora de Raising Our Children, Raising Ourselves, traducido al español como Aprender a educar sin gritos, amenazas ni castigos. Padres y madres de todo el mundo solicitan el asesoramiento de Naomi Aldort por teléfono o personalmente, escuchan sus CDs o asisten a sus talleres. Sus columnas de opinión aparecen en revistas sobre crianza y educación de Canadá, Estados Unidos, Australia o el Reino Unido, y se han traducido al alemán, francés, hebreo, neerlandés, japonés, chino, indonesio y español. Naomi Aldort está casada y es madre de tres chicos. Su hijo menor es el violoncelista Oliver Aldort . Su hijo mediano es el compositor y pianista autodidacta Lennon Aldort . Su hijo mayor, Yonatan Aldort, es estudiante universitario y escritor.

Boletín de novedades, información sobre teleclases, atención telefónica y productos www.NaomiAldort.com o www.AuthenticParent.com.

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Traducción: E. García-Peña, para Crianza Natural.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Cómo nos impacta a los adultos lo vivido desde la gestación

El divulgador científico Eduard Punset lo dice alto y claro:


"Si mis lectores me insisten en que les diga cuál es el descubrimiento social más trascendental de estos dos últimos siglos, no tendré más remedio que responder: el impacto insospechado en su vida de adulto de lo acontecido al bebé desde el vientre de la madre."

O sea, la vida prenatal, el parto, los primeros meses de vida. Lo que el obstetra Michel Odent ha llamado "salud primal" o"ecología del útero materno".

Por su pertinencia con los temas tratados en este blog, me traigo su artículo aquí completo, aunque puede leerse y comentarse directamente en su blog.


"A veces, invertimos más en un coche que en un hijo"

Lo tengo claro. Hace muy poco tiempo nadie se ocupaba seriamente del impacto que tendrían en el feto del vientre de la madre los niveles de estrés de esta última o, con menor razón, del padre. Está claro que el dilema consistía luego en enviarlo o no a la guardería como única alternativa para que ella no tuviera que abandonar el trabajo; muy pocos tenían la conciencia o el conocimiento para preocuparse del tratamiento educativo que recibía allí el recién nacido. Nadie sabía nada de los efectos que sobre la adolescencia de una niña tenía la ausencia del padre tras una separación.


Si mis lectores me insisten en que les diga cuál es el descubrimiento social más trascendental de estos dos últimos siglos, no tendré más remedio que responder: el impacto insospechado en su vida de adulto de lo acontecido al bebé desde el vientre de la madre.

Vayamos por partes. Cuando la madre está angustiada o estresada, ¿repercute en la salud del niño? Parece difícil negarlo. Un padre puede tener, biológicamente, muchísimos hijos, mientras que una madre apenas unos pocos. El resultado de esta diferencia comporta que el valor otorgado inconscientemente por uno y otro es distinto. Para la madre se trata de uno de los poquísimos activos biológicos con los que podrá contar en toda su vida. No es extraño que el grado de preocupación por el impacto en la vida del feto, o más tarde del bebé, de su propio estrés o angustia sea mucho mayor en el caso de ella que del padre.

¿Alguien puede sugerirme por qué intentamos esconder los resultados negativos de la mayoría de las encuestas y los análisis efectuados sobre el aprendizaje en las guarderías infantiles? Los resultados tienden a demostrar que se produce un aumento de la agresividad y violencia en edades posteriores cuando el régimen de las guarderías empezó antes de los cinco años, prolongándose durante muchos años durante 30 o 40 horas por semana. Como me dijo en una ocasión un gran neurólogo británico especializado en la educación infantil: “A veces estamos más dispuestos a pagar por un buen parking que por guardar a nuestros hijos”.

En lo anterior subyace una de las grandes contradicciones de nuestra sociedad. Tenemos el gran mérito –comparados con el mundo islámico– de haber sabido asimilar a la mujer en los procesos de producción y de ahí que otras civilizaciones basadas en religiones excluyentes no podrán competir jamás con nosotros. Ahora bien, está por realizar el sacrificio o la aplicación del conocimiento necesario para que esa incorporación de la mujer al trabajo se pueda hacer en las mejores condiciones, velando por la calidad de los contenidos físicos y académicos de las guarderías necesarias.

Por último, ahora también sabemos de la comunicación intergeneracional de los niños. Resulta que, en promedio, una niña abocada a crecer sin la presencia del padre a raíz de una separación del matrimonio accede antes de la edad promedio a la pubertad; y no solo eso, suele tener mayores dificultades de integración que el promedio de las niñas de su edad. La adolescente no para de hacerse a sí misma preguntas sobre su propia situación, acumula información codificada sobre el grado de confianza que puede depositar en los adultos y, muy particularmente, en los hombres. De esas preguntas surge una actitud decidida sobre el entorno familiar.

Tenemos que cuidar muchísimo más de lo que hemos querido o sabido hacer el aprendizaje emocional de los niños y no solo, como ha ocurrido hasta ahora, el aprendizaje cognitivo o académico. Hasta los siete años, los niños son el mejor ejemplo de un departamento de I+D con gastos pagados, que no podemos abandonar a su suerte si queremos sobrevivir.


"Un plato roto se puede reponer, una llamada, puede esperar...el alma de un niño, dificilmente"
Naomi Aldort

viernes, 29 de octubre de 2010

Historia del amamantamiento

Si pretendemos comprender la lactancia materna desde el punto estrictamente biológico parece incuestionable, en tanto somos mamíferos, la leche materna es el mejor alimento para las crías humanas, y durante millones de años además fue el único. ¿Es que la cultura humana está perturbando la naturaleza?. Si midiéramos a los humanos solo con la vara de la biología como si fuéramos un mamífero más, aún así más deberíamos señalar algunas adaptaciones biológicas sumamente interesantes que sin duda contribuyeron a que hoy día seamos como somos.


Las huellas más antiguas conocidas de homínidos bípedos (3.7 millones de años), aproximadamente contemporáneas de las modificaciones de la mama humana, la sexualidad continua y posteriormente la pereja.


LOS PRIMEROS PASOS DE LA ESPECIE

En nuestra especie, en los primeros millones de años posteriores a la divergencia, se seleccionaron rasgos adaptativos muy interesantes relacionados con la lactancia: los senos globulares de las hembras humanas por ejemplo pueden ser considerados una maravilla adaptativa, o un cruel engaño (o un engaño maravilloso, como prefiera el lector).
Repasemos algunas de las más importantes características que nos metieron en el corredor evolutivo que terminaría dándole forma al homo sapiens-sapiens (que somos):

a) la bipedestación que liberó las manos de la locomoción permitiendo la acentuación del desarrollo viso-motor y la prensión fina, también acható las caderas en sentido antero-posterior complicando el pasaje del feto en el canal de parto.

b) el omnivorismo que nos condenó a la variedad y donde la ingesta de proteínas y grasas animales disparó el proceso de encefalización, con el coeficiente mas alto de los mamíferos superiores y con el correlato del aumento del volumen de la cabeza en las crías que, combinado con las modificaciones de la cadera, condicionaron nacimientos problemáticos y crías inmaduras (respecto al mundo animal) con una importante exterogestación para nutrir de estímulos ese órgano complejo y metabólicamente caro que es el cerebro humano.


c) la sexualidad continua separó sexualidad de reproducción, posibilitando al mismo tiempo el incremento de la fecundidad y modificaciones conductuales de y entre los géneros, que además vendrían a moderar los efectos de las problemáticas anteriores generadas por a) y b). Aquí se inscriben las modificaciones de la mama humana.



EL IMPACTO DE LA SEXUALIDAD CONTINUA

Aquellas hembras que presentaran en sus senos una película de grasa que luciera como la hinchazón de las mamas en el proceso hormonal correspondiente a la ovulación, atraerían más a los machos, aumentando la frecuencia de encuentros y posibilitando la transmisión de esas características a sus hijas. En grupos tan pequeños como los de los homínidos africanos de hace 5 millones de años una ventaja reproductiva (aún con una envergadura del 0,2%) se transmitiría rápidamente y en 15 generaciones ya tendríamos a todas las hembras con atractivos y mentirosos senos redondeados.

Pero además, la sexualidad continua cimentó las relaciones entre hembras y machos (que no tienen que luchar entre si) para la protección de las inmaduras crías de cerebros gigantescos y delicados, que demandaban proteínas y grasas animales solo posibles de obtener mediante la cooperación, la comunicación y la fabricación de herramientas.

Estas adaptaciones biológicas nos podrían hacer creer que el amamantamiento estaba instalado de por si y para siempre en la especie humana. Y sin duda fue así el 99% de la vida de nuestra especie en el planeta. Pero si redujésemos la humanidad (o la lactancia) a sus aspectos biológicos no comprenderíamos la humanidad (ni la lactancia).

En tanto no conocemos la realidad sino por los símbolos que creamos para comprenderla, la cultura humana, causa y efecto de nuestra humanidad, complejiza el análisis.
Porque con la revolución neolítica y la dependencia alimentaría de la agricultura y el pastoreo, con las papillas de cereal y la leche del ganado de ordeñe, la lactancia se verá primero complementada y luego francamente cuestionada.


Culturas que no contaron con el tipo de herbívoros capaz de proporcionar leche en abundancia continuaron amamantando normalmente a sus hijos. En Asia menor y central, Africa y Europa, en cambio, sobrevino un paulatino pasaje de la lactancia materna hacia sustitutos animales.

Con el paso del tiempo, el proceso iniciado miles de años atrás continuó, estableciéndose la diferencia entre mujeres pobres (que amamantaban) y "señoras de calidad" que no.
Hacia fines del siglo XIX todavía la alimentación de los bebés de las clases altas estaba a cargo de mujeres alquiladas o esclavas que en ocasiones desarrollaban con ellos vínculos maternos indisolubles.
CULTURA Y LACTANCIA
Es interesante ver cómo la introducción de la leche de los herbívoros domésticos condicionará un cambio en el pool genético de la humanidad. Transformándose la cultura en nuestra verdadera naturaleza.

En las poblaciones de primates (y seguramente también nuestros antepasados) el 95% de los individuos dejan de sintetizar lactasa, la enzima que permite metabolizar la lactosa –el azúcar de la leche- en dos azúcares simples sacarosa y galactosa- en el intestino, cerca de los cinco años de edad.
Este mecanismo está regulado por un gen y es el funcionamiento estadísticamente “normal” en especies que para proveerse de leche solo tienen a sus madres.

En estas poblaciones solo un 5% de “anormales” continúan sintetizando la enzima durante la adultez. La misma proporción se da entre los humanos cuyas culturas no basaron su alimentación en el “robo” de leche a sus animales domésticos, como la población china, japonesa, pacífico-insular, esquimal y americana nativa. Que son en un 95% intolerantes a la lactasa.

En cambio las poblaciones de Asia menor y central, África y Europa donde la supervivencia de los niños y los adultos se vio mejorada en los individuos con este gen anómalo que permitía seguir consumiendo leche de otros mamíferos hasta la adultez, la intolerancia a la lactasa es inversa 5% de intolerantes 95% de tolerantes.

Como vemos, este arreglo cultural que fue la domesticación y el ordeñe permitió mejorar la calidad de vida al aumentar las fuentes alimentarias que sobrevivieran mellizos (que en culturas cazadoras recolectoras es prácticamente imposible) y reducir los espacios intergenésicos y por lo tanto aumentar la población humana.

También en las culturas agrarias, de plantadores y agricultores, la lactancia materna se complementará con papillas, primero de cereal tostado y remojado y recién después del 6000 remojado y hervido.

El éxito de las unidades domésticas de producción mixta (agricultura y pastoreo) fue durante milenios (10.000 a 5000 AC) el motor de los cambios sociales y culturales que nos llevaron a esas organizaciones complejas que son los estados, con producción de excedentes agrarios (y apropiación diferenciada de esos excedentes por diferentes estratos o clases sociales) niveles de administración diferenciados, especializaciones en la producción y circulación de las mismas en intercambio en mercados con moneda y comercio de largo alcance.

En todos los estados, donde hay estratos sociales diferenciados también hay formas de vivir diferenciadas y por lo tanto cocinas diferenciadas (alta cocina, “cuisine” para los señores , baja cocina o cocina campesina o cocina a secas para los plebeyos).

Estas sociedades han marcado los privilegios de las mujeres aristocráticas separándolas de la alimentación. Hay dos actividades que -en todas las sociedades estatales desde hace 6000 años- marcan las diferencias sociales y son la molienda y el amamantamiento: las reinas ni muelen ni amamantan.
La separación de la función nutricia de la mujer aristocrática (que pasará por efecto de demostración a ser la aspiración de los demás estratos sociales) no es otra cosa que la inversión del proceso de dominación del cuerpo de la mujer y es consistente con la aparición de las cocinas diferenciadas (de pobres y de ricos) y cuerpos de clase (durante milenios las clases sociales se distinguían por el tamaño de la cintura, los ricos gordos, los pobres flacos).


Podemos rastrear esta interdicción cultural del amamantamiento en la aparición del "complejo de supremacía masculino" que aparece en las sociedades agrarias, en ambientes circunscriptos y con rápido crecimiento demográfico, donde la distribución empieza a sesgarse, estratificando la sociedad en clases (es decir “inventan” la pobreza) y limitando el consumo de la mitad femenina (porque se necesitan hombres fuertes para “invertir” en la guerra) en favor de la mitad masculina.

Con este rápido racconto de los procesos de producción que condicionaron la organización social vemos que la “competencia” de la lactancia materna tiene raíces muy antiguas y es producto de determinadas condiciones ecológicas, económicas, demográficas que priorizan ciertos y no otros contenidos culturales transformados en símbolos que dan sentido a lo que "hay que hacer " o al modelo de lo que “hay que ser”.

La industrialización pareció poder suplir la lactancia materna con productos aparentemente superiores que décadas después demostraron se altamente perjudiciales para los bebés. Sería recién a partir de los años '60 del siglo XX que el amamantamiento natural recobraría la importancia que comenzó a perder miles de años antes.

CUANDO EL BIBERÓN SUSTITUYÓ A LA TETA

La revolución industrial profundizará los símbolos de desprestigio de la lactancia poniendo como modelo de la producción el individuo-masculino-libre-dispuesto a vender su fuerza de trabajo en el mercado.

El modelo de mujer -madre-nodriza-maestra será condenado como no-moderno y típico de las sociedades del pasado cuando diversas instituciones suplan las funciones que hasta ese momento había cubierto la familia (educación: la escuela, salud: el hospital, cuidados: el asilo y la agro-industria: la alimentación, cada vez mas procesada, envasada, conservada y alejada de la naturaleza). Con la puesta a punto de las leches industriales se "liberará" a la mujer de la crianza para integrarla definitivamente al mundo del trabajo asalariado.

La introducción y expansión del consumo de leche en polvo fue impulsada por todos los sectores sociales, la industria alimentaria y la farmacéutica por obvias razones de conveniencioa pero los industriales en particular apoyaron la difusión de la leche en polvo como elemento clave de la reproducción de una fuerza de trabajo por demás escasa, los médicos (que competían por la mejor fórmula), los políticos (tanto los conservadores para los que “gobernar es poblar” como los socialistas que ponían a la leche en polvo como elemento de liberación femenina e igualdad frente al varón), diversos sectores de intereses divergentes por motivos contradictorios apoyaron y justificaron el levantamiento de la lactancia y sus sustitución por leche de vaca.

Hoy la alimentación está en crisis (la economía y los valores que también pero esos excede esta nota) y nos encontramos ante un verdadero dilema, si no cambiamos los patrones de consumo de TODOS (tanto los que viven en países pobres como aquellos que viven en países ricos) peligramos como especie.

La industria ha convertido los alimentos en OCNI (Objetos Comestibles No Identificados), las condiciones del mercado productivo no ofrecen empleo para todos por lo tanto el uso tiempo y del ingreso se vuelven problemas prioritarios.

El fin de la era industrial nos enfrenta a condiciones ecológicas, económicas, sociales y simbólicas totalmente diferentes a aquellas que dieron origen al desprecio por la lactancia. Por eso aquellas interdicciones culturales que separaban a la mujer de su cuerpo, excluyéndola de su función nutricia están perdiendo sustento y la lactancia materna se nos presenta como una recuperación de sentidos, ligada a la razón, a la ciencia, a la identidad a la salud, al bienestar económico y psicológico.

Antes que recuperar nuestra biología (que no ha cambiado mucho en los últimos 250.000 años) la recuperación de la lactancia materna se inscribe en la recomposición de guiones culturales que estructuran nuevas gramáticas del consumo alimentario.

Dadas estas nuevas condiciones (que podemos apoyar con las investigaciones) creemos que el esfuerzo de reinstalación de la lactancia está condenado al éxito, lo que no quiere decir que se deje se hacer el esfuerzo, sino que algunas de las condiciones culturales que apoyaban la resistencia al amamantamiento han caído y “solo” resta recuperar los guiones culturales que devuelvan a la mujer y al bebe el sano derecho de amamantar y ser amamantado.
Fuente: http://www.muval.com.uy/1_museo_virt_lact1.htm


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tetocalactancia: Video Desarrollo del bebe humano

tetocalactancia: Video Desarrollo del bebe humano: "El conocimiento de las caracteristicas y necesidades de los bebes es fundamental para que podamos lograr una crianza adecuada y que el pedi..."

sábado, 16 de octubre de 2010

Tu Hijo es una Buena Persona

Cuando una esposa afirma que su marido es muy bueno, probablemente es un hombre cariñoso, trabajador, paciente, amable... En cambio, si una madre exclama "mi hijo es muy bueno", casi siempre quiere decir que se pasa el día durmiendo, o mejor que "no hace más que comer y dormir" (a un marido que se comportase así le llamaríamos holgazán). Los nuevos padres oirán docenas de veces (y pronto repetirán) el chiste fácil: "¡Qué monos son... cuando duermen!"


Y así los estantes de las librerías, las páginas de las revistas, las ondas de la radio, se llenan de "problemas de la infancia": problemas de sueño, problemas de alimentación, problemas de conducta, problemas en la escuela, problemas con los hermanos... Se diría que cualquier cosa que haga un niño cuando está despierto ha de ser un problema.

Nadie nos dice que nuestros hijos, incluso despiertos (sobre todo despiertos), son gente maravillosa; y corremos el riesgo de olvidarlo. Aún peor, con frecuencia llamamos "problemas", precisamente, a sus virtudes.


Tu hijo es generoso

Marta juega en la arena con su cubo verde, su pala roja y su caballito. Un niño un poco más pequeño se acerca vacilante, se sienta a su lado y, sin mediar palabra (no parece que sepa muchas) se apodera del caballito, momentáneamente desatendido. A los pocos minutos, Marta decide que en realidad el caballito es mucho más divertido que el cubo, y lo recupera de forma expeditiva. Ni corto ni perezoso, el otro niño se pone a jugar con el cubo y la pala. Marta le espía por el rabillo del ojo, y comienza a preguntarse si su decisión habrá sido la correcta. ¡El cubo parece ahora tan divertido!

Tal vez la mamá de Marta piense que su hija "no sabe compartir". Pero recuerde que el caballito y el cubo son las más preciadas posesiones de Marta, digamos como para usted el coche. Y unos minutos son para ella una eternidad. Imagine ahora que baja usted de su coche, y un desconocido, sin mediar palabra, sube y se lo lleva. ¿Cuántos segundos tardaría usted en empezar a gritar y a llamar a la policía? Nuestros hijos, no le quepa duda, son mucho más generosos con sus cosas que nosotros con las nuestras.


Tu hijo es desinteresado

Sergio acaba de mamar; no tiene frío, no tiene calor, no tiene sed, no le duele nada... pero sigue llorando. Y ahora, ¿qué más quiere?

La quiere a usted. No la quiere por la comida, ni por el calor, ni por el agua. La quiere por sí misma, como persona. ¿Preferiría acaso que su hijo la llamase sólo cuando necesitase algo, y luego "si te he visto no me acuerdo"? ¿Preferiría que su hijo la llamase sólo por interés?

El amor de un niño hacia sus padres es gratuito, incondicional, inquebrantable. No hace falta ganarlo, ni mantenerlo, ni merecerlo. No hay amor más puro. El doctor Bowlby, un eminente psiquiatra que estudió los problemas de los delincuentes juveniles y de los niños abandonados, observó que incluso los niños maltratados siguen queriendo a sus padres.

Un amor tan grande a veces nos asusta. Tememos involucrarnos. Nadie duda en acudir de inmediato cuando su hijo dice "hambre", "agua", "susto", "pupa"; pero a veces nos creemos en el derecho, incluso en la obligación, de hacer oídos sordos cuando sólo dice "mamá". Así, muchos niños se ven obligados a pedir cosas que no necesitan: infinitos vasos de agua, abrir la puerta, cerrar la puerta, bajar la persiana, subir la persiana, encender la luz, mirar debajo de la cama para comprobar que no hay ningún monstruo... Se ven obligados porque, si se limitan a decir la pura verdad: "papá, mamá, venid, os necesito", no vamos. ¿Quién le toma el pelo a quién?


Tu hijo es valiente

Está usted haciendo unas gestiones en el banco y entra un individuo con un pasamontañas y una pistola. "¡Silencio! ¡Al suelo! ¡Las manos en la nuca!" Y usted, sin rechistar, se tira al suelo y se pone las manos en la nuca. ¿Cree que un niño de tres años lo haría? Ninguna amenaza, ninguna violencia, pueden obligar a un niño a hacer lo que no quiere. Y mucho menos a dejar de llorar cuando está llorando. Todo lo contrario, a cada nuevo grito, a cada bofetón, el niño llorará más fuerte.

Miles de niños reciben cada año palizas y malos tratos en nuestro país. "Lloraba y lloraba, no había manera de hacerlo callar" es una explicación frecuente en estos casos. Es la consecuencia trágica e inesperada de un comportamiento normal: los niños no huyen cuando sus padres se enfadan, sino que se acercan más a ellos, les piden más brazos y más atención. Lo que hace que algunos padres se enfaden más todavía. Si que huyen los niños, en cambio, de un desconocido que les amenaza.

Los animales no se enfadan con sus hijos, ni les riñen. Todos los motivos para gritarles: sacar malas notas, no recoger la habitación, ensuciar las paredes, romper un cristal, decir mentiras... son exclusivos de nuestra especie, de nuestra civilización. Hace sólo 10.000 años había muy pocas posibilidades de reñir a los hijos. Por eso, en la naturaleza, los padres sólo gritan a sus hijos para advertirles de que hay un peligro. Y por eso la conducta instintiva e inmediata de los niños es correr hacia el padre o la madre que gritan, buscar refugio en sus brazos, con tanta mayor intensidad cuanto más enfadados están los progenitores.


Tu hijo sabe perdonar

Silvia ha tenido una rabieta impresionante. No se quería bañar. Luchaba, se revolvía, era imposible sacarle el jersey por la cabeza (¿por qué harán esos cuellos tan estrechos?). Finalmente, su madre la deja por imposible. Ya la bañaremos mañana, que mi marido vuelve antes a casa; a ver si entre los dos...

Tan pronto como desaparece la amenaza del baño, tras sorber los últimos mocos y dar unos hipidos en brazos de mamá, Silvia está como nueva. Salta, corre, ríe, parece incluso que se esfuerce por caer simpática. El cambio es tan brusco que coge por sorpresa a su madre, que todavía estará enfadada durante unas horas. "¿Será posible?" "Mírala, no le pasa nada, era todo cuento".

No, no era cuento. Silvia estaba mucho más enfadada que su madre; pero también sabe perdonar más rápidamente. Silvia no es rencorosa. Cuando Papá llegue a casa, ¿cuál de las dos se chivará? ("Mamá se ha estado portando mal..."). El perdón de los niños es amplio, profundo, inmediato, leal.


Tu hijo sabe ceder

Jordi duerme en la habitación que sus padres le han asignado, en la cama que sus padres le han comprado, con el pijama y las sábanas que sus padres han elegido. Se levanta cuando le llaman, se pone la ropa que le indican, desayuna lo que le dan (o no desayuna), se pone el abrigo, se deja abrochar y subir la capucha porque su madre tiene frío y se va al cole que sus padres han escogido, para llegar a la hora fijada por la dirección del centro. Una vez allí, escucha cuando le hablan, habla cuando le preguntan, sale al patio cuando le indican, dibuja cuando se lo ordenan, canta cuando hay que cantar. Cuando sea la hora (es decir, cuando la maestra le diga que ya es la hora) vendrán a recogerle, para comer algo que otros han comprado y cocinado, sentado en una silla que ya estaba allí antes de que él naciera.

Por el camino, al pasar ante el quiosco, pide un "Tontanchante", "la tontería que se engancha y es un poco repugnante", y que todos los de su clase tienen ya. "Vamos, Jordi, que tenemos prisa. ¿No ves que eso es una birria?" "¡Yo quiero un Totanchante, yo quiero, yo quiero...!" Ya tenemos crisis.

Mamá está confusa. Lo de menos son los 20 duros que cuesta la porquería ésta. Pero ya ha dicho que no. ¿No será malo dar marcha atrás? ¿Puede permitir que Jordi se salga con la suya? ¿No dicen todos los libros, todos los expertos, que es necesario mantener la disciplina, que los niños han de aprender a tolerar las frustraciones, que tenemos que ponerles límites para que no se sientan perdidos e infelices? Claro, claro, que no se salga siempre con la suya. Si le compra ese Tontachante, señora, su hijo comenzará una carrera criminal que le llevará al reformatorio, a la droga y al suicidio.

Seamos serios, por favor. Los niños viven en un mundo hecho por los adultos a la medida de los adultos. Pasamos el día y parte de la noche tomando decisiones por ellos, moldeando sus vidas, imponiéndoles nuestros criterios. Y a casi todo obedecen sin rechistar, con una sonrisa en los labios, sin ni siquiera plantearse si existen alternativas. Somos nosotros los que nos "salimos con la nuestra" cien veces al día, son ellos los que ceden. Tan acostumbrados estamos a su sumisión que nos sorprende, y a veces nos asusta, el más mínimo gesto de independencia. Salirse de vez en cuando con la suya no sólo no les va hacer ningún daño, sino que probablemente es una experiencia imprescindible para su desarrollo.


Tu hijo es sincero

¡Cómo nos gustaría tener un hijo mentiroso! Que nunca dijera en público "¿Por qué esa señora es calva?" o ¿Por qué ese señor es negro?" Que contestase "Sí" cuando le preguntamos si quiere irse a la cama, en vez de contestar "Sí" a nuestra retórica pregunta "¿Pero tú crees que se pueden dejar todos los juguetes tirados de esta manera?"

Pero no lo tenemos. A los niños pequeños les gusta decir la verdad. Cuesta años quitarles ese "feo vicio". Y, entre tanto, en este mundo de engaño y disimulo, es fácil confundir su sinceridad con desafío o tozudez.


Tu hijo es un buen hermano

Imagínese que su esposa llega un día a casa con un guapo mozo, más joven que usted, y le dice: "Mira, Manolo, este es Luis, mi segundo marido. A partir de ahora viviremos los tres juntos, y seremos muy felices. Espero que sabrás compartir con él tu ordenador y tu máquina de afeitar. Como en la cama de matrimonio no cabemos los tres, tú, que eres el mayor, tendrás ahora una habitación para ti sólito. Pero te seguiré queriendo igual". ¿No le parece que estaría "un poquito" celoso? Pues un niño depende de sus padres mucho más que un marido de su esposa, y por tanto la llegada de un competidor representa una amenaza mucho más grande. Amenaza que, aunque a veces abrazan tan fuerte a su hermanito que le dejan sin aire, hay que admitir que los niños se toman con notable ecuanimidad.


Tu hijo no tiene prejuicios

Observe a su hijo en el parque. ¿Alguna vez se ha negado a jugar con otro niño porque es negro, o chino, o gitano, o porque su ropa no es de marca o tiene un cochecito viejo y gastado? ¿Alguna vez le oyó decir "vienen en pateras y nos quitan los columpios a los españoles"? Tardaremos aún muchos años en enseñarles esas y otras lindezas.


Tu hijo es comprensivo

Conozco a una familia con varios hijos. El mayor sufre un retraso mental grave. No habla, no se mueve de su silla. Durante años, tuvo la desagradable costumbre de agarrar del pelo a todo aquél, niño o adulto, que se pusiera a su alcance, y estirar con fuerza. Era conmovedor ver a sus hermanitos, con apenas dos o tres años, quedar atrapados por el pelo, y sin gritar siquiera, con apenas un leve quejido, esperar pacientemente a que un adulto viniera a liberarlos. Una paciencia que no mostraban, ciertamente, con otros niños. Eran claramente capaces de entender que su hermano no era responsable de sus actos.

Si se fija, observará estas y muchas otras cualidades en sus hijos. Esfuércese en descubrirlas, anótelas si es preciso, coméntelas con otros familiares, recuérdeselas a su hijo dentro de unos años ("De pequeño eras tan madrugador, siempre te despertabas antes de las seis...") La educación no consiste en corregir vicios, sino en desarrollar virtudes. En potenciarlas con nuestro reconocimiento y con nuestro ejemplo.


La semilla del bien

Observando el comportamiento de niños de uno a tres años en una guardería, unos psicólogos pudieron comprobar que, cuando uno lloraba, los otros espontáneamente acudían a consolarle. Pero aquellos niños que habían sufrido palizas y malos tratos hacían todo lo contrario: reñían y golpeaban al que lloraba. A tan temprana edad, los niños maltratados se peleaban el doble que los otros, y agredían a otros niños sin motivo ni provocación aparente, una violencia gratuita que nunca se observaba en niños criados con cariño.

Oirá decir que la delincuencia juvenil o la violencia en las escuelas nacen de la "falta de disciplina", que se hubieran evitado con "una bofetada a tiempo". Eso son tonterías. El problema no es falta de disciplina, sino de cariño y atención, y no hay ningún tiempo "adecuado" para una bofetada. Ofrézcale a su hijo un abrazo a tiempo. Miles de ellos. Es lo que de verdad necesita.


Dr. Carlos González, pediatra
Extractado de Bésame mucho

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Sentires y pensares: testimonios de mujeres que tuvieron (y tienen) doula.

El lindo mail de Cinthia fue un incentivo para comunicarme con Uds. Tarde, pero a tiempo.

Gracias Cinthia por tan lindas palabras. No dejan de traerme recuerdos de hace tan solo 60 días cuando parimos a Leah.

Estoy totalmente de acuerdo con Cinthia. Acceder a información como la brindada en MaterPater es fundamental para transitar el embarazo pero contar con una Doula aporta un invaluable valor agregado una vez desencadenado el preparto; y después.

Hay tantos asuntos para los que como rutina y aveces sin siquiera darnos cuenta, pedimos asesoramiento y/ó apoyo; desde alguna duda laboral, la planificación de un viaje, un entuerto amistoso ó amoroso, algún malestar físico y hasta para elegir un jean ó un restaurante el sábado a la noche... pero claro, parir, comparado con todos estos aspectos no merece tanta elucubración, si es una pavada ¿no? Simplemente con elegir un médico de la cartilla de la obra social, casi al azar, e inscribirse en el primer sanatorio que me figura en el catálogo que recibo a domicilio me asegura un parto exitoso o eventualmente, que da igual, una cesárea que de todos modos queda por debajo de la línea de la bikini asíque nadie la ve... En fin, para muchas personas que transitan en nuestras calles esto es así, me consta, pero para Uds. que ya pidieron auxilio a expertos ya atravesaron una línea que no tiene vuelta atrás. Solamente la jerarquización que le dieron a esta instancia única de la vida, los deja en un punto diferente al resto. A partir de ese momento, y lamento pero debo discriminar: somos nosotros y ellos. Y a medida que pasa el tiempo y las distintas fases del proceso de dar vida y seguir viviendo se van acumulando (a paso redoblado) mas diferencias con "ellos". Ya verán.

Entonces, estamos transitando otro camino. Sépanlo.

Les advierto, aunque tal vez ya se dieron cuenta, que en este camino hay desde el comienzo una búsqueda importante de como brindarse al ser que gestamos: incondicionalmente, sin espectros claros de tiempo y espacio. Para lograr esto recorremos nuestros intrincados laberintos interiores. Ahondamos en torpezas del pasados, nuestras y ajenas. Cedemos a nuestros miedos y nuestras culpas. Nos apropiamos nuevamente de nuestros cuerpos y los ablandamos ya que en algún momento fueron capturados y transformados en robots. Toleramos ser criticados y tratamos que no nos identifiquen con marcianos.

Que quede claro que este es el camino más largo, no es fácil, pero tiene su beneficio posterior. En el paso encontramos más lágrimas pero también más profundas alegrías. Encontramos trabas y oposición pero esto nos da certezas imprevistas. En el camino nos cruzaremos con el espantapájaros, el hombre de lata y el león y es así que saldremos más reflexivos, más amorosos, más corajudos. Este es el camino de las hadas buenas y las Doulas y nosotros somos de los que parimos angelitos ya que desde que son panza los atendemos entre nubes de algodón.

Por eso es importante contar con apoyo.

Porque el camino nuestro al no ser el convencional, no tiene contención y para "ellos", no tiene contenido. Manejás códigos poco frecuentes en nuestra sociedad actual. necesitas aunque sea un socio, que puede ser tu marido... pero además una socia, una aliada en los rebusques femeninos.

Además, para nosotras este es el primero, segundo ó tercer parto pero para las Doulas este puede ser el parto número 40 ó 100... además del/ los suyo/s propio/s que hace válidos todos lo demás.

Cuando comienzan las contracciones una esta dolorida. La espalda, la pelvis, el vientre... todo es una misma parte del cuerpo y todo pareciera doler. Tanto, que ni sabes donde. Pero el dolor no duele realmente. Es extraño, más bien te marea y te transporta. Tiene como un efecto somnífero. Ya no recordarás todas las recomendaciones que te hicieron solo hasta un par de horas antes. Se desencadena una catarata de incertidumbres. Unapadeceunaamnesiayentraenunaespeciedetrance. Sabemos que solo faltan unas horas hasta el cambio de nuestras vidas. Como si de repente, a pesar de que lo elaboraste durante esos nueve meses, te dieras cuenta por primera vez que estás cerca de una metamorfosis, porque una vez que das vida, nada vuelve a ser igual. Estás a pocas horas de transformarte en mamífero, a punto de tener un cachorrito que transformará tu andar hasta el resto de tu vida. Entonces, como tan animal (!) no sos alguien te tiene que sostener. Sostener no solo el sacro que pareciera que se desvanece, sino también la cabeza, porque ésta esta cerca de caer. De verdad.

Si hubiera creído esto a tiempo, que más de una mujer me lo trató de transmitir, no hubiera tomado decisiones tan de último momento que dejaran varias puntadas sin hilo. Para cuando decidí que quería contar con una Doula, había cosas que no estaban bien encaminadas y parecía tarde para reevaluar. Una vez iniciado el trabajo de parto en casa, todo fue aconteciendo en una secuencia vertiginosa en donde los hechos se anteponían a las decisiones. La noche transcurría antes del atardecer y la madrugada antes que la noche. Algo así. Todo fue pasando tan de repente que para cuando llegué al momento de salir de mi casa para el sanatorio me di cuenta que no me quería ir, que me hubiera gustado parir ahí, tenía Doula, pero no tenía partera. No había tiempo para reorganizar prudentemente. Para cuando llegué al sanatorio me dí cuenta que mi Doula no estaba autorizada para presenciar el parto. Repentinamente perdí a mi Doula en un pasillo; quedábamos Guido y yo con las cabezas dadas vuelta y a solas. Para cuando me hicieron la episiotomía me di cuenta que no había insistido lo suficiente en que no me la hicieran... y cuando me la entregaron a Leah entoallada, segundos después del parto...no había nadie que me entendiera porqué la quería desarropar.

Pero bueno, todo es lección. No temer a lo bueno es la enseñanza.

Hoy a casi 60 días de haber parido estoy con mi pequeñina colgada de una teta. Desde que salí de la sala de post-parto que la tengo colgada. Cuando reviso las estadísticas y verifico que son cada vez menos las madres que se dignan a amamantar entiendo que aquí intervinieron algunas abras cadabras de la Doula. Estoy segura.

En ese torbellino de acontecimientos aquel 20 de mayo en el que yo parí, no olvido una imagen recurrente. Guido la traía a Leah a la sala donde me habían trasladado luego de que me cosieran la episiotomía como un matambre. Apenas lo vi a Guido con el paquetito envuelto en blanco me emocioné pero entré un instante en pánico: "y ahora?!". Melina arrebató a Leah de las manos de Guido y sin que yo tuviera tiempo de preocuparme por recordar el manual de instrucciones, me enchufó a Leah en la teta. Acto seguido la imagen es de la chiquita succionando. Ojos cerrados y boquita envolviendo mi pezón, ella mamaba y yo por primera vez amamantaba. Brillantes ambas.

Sin Doula, me consta, ni esto hubiera sido tan facil ni tampoco el resto del proceso de lactancia. Cuando baja la leche... que no baja. Y cuando después por fin que baja y tan rápido y en tanta cantidad que tus tetas se convierten en barriles a punto de estallar y que si no las liberas te puede agarrar mastitis que el solo nombre te asusta mas que el sarna y para la que no hay ni morfinas ni inyecciones posibles solo una buena ordeñada pero nunca nadie te advirtió que te convertirías en vaca de ordeñe entonces tus manos no responden porque nunca nadie te enseñó que hacer...y ahí, aparece tu Doula, que te tranquiliza y te da la instrucción que te había dado mil veces antes pero que hasta que no estás viviendo la situación tal vez ni prestaste atención, ó sí, pero parecía tan ajena que no la registraste. Y ahí me encontraba en el baño, con una palangana sobre mi falda, bamboleando una teta que no conocía (pero estaba agarrada a mi cuerpo asíque sin duda era mía).

Y ahora cuando doy la teta parece como si toda la vida hubiera dado leche a un bebé. Hasta no entiendo (y peor; no tolero) cuando una mama me cuenta que no puede amamantar. Me suena a imposible no poder amamantar. Creo que estas mujeres se deben sincerar. No quieren amamantar porque hay otras prioridades. (A veces sin embargo hay impedimentos reales de amamantamiento, aunque son en un porcentaje bajísimo).

Y así pasan los días y las noches. Entre leche y pañales y llantos y leche. Entre sueños y pesadillas. Con un hijo a bordo de tu vida, que no se piensa bajar. Un hijo que no querés que se baje jamás.

Con Leah, mi hija, colechamos. Solo los primeros 5 días durmió en su cuna. Una cuna sin barrotes totalmente pegada a nuestra cama, con una misma sábana vinculando los colchones. La 5ta noche pasó lo increíble. Ella, tan chiquitita se había dormido a las 2:00am en su cunita. Yo me quedaba dormida a unos 60cm de ella, mientras la admiraba desde mi cama. Tres horas más tarde, me despierto para descubrir que Leah había reptado (*) a mi encuentro y se encontraba placidamente acurrucada contra mi cara. Era tan evidente su pedido. Me necesitaba. Necesitaba estar así de cerca de su mamá. Todavía no habla pero su cuerpito lo expresa todo. Yo la entendí, y desde la noche siguiente duerme con nosotros. Aveces en un rinconcito del colchón, aveces arriba mío. Es lo más tierno que te puede pasar. Dormir con tu bebé. A pesar de las contraindicaciones de los parientes cercanos y lejanos también, intuyo que sin duda es bueno para él pero te aseguro: alucinante para vos... a pesar de los dolores de espalda por dormir con el cuerpo todo torcido.

(*) Sí, yo también pensé que en mis sueños livianos y algún quejido de ella yo la había trasladado contra mí. Pero la noche siguiente se repitió la escena, pero esta vez yo aún no dormía y pude ver como la pequeña con todo el esfuerzo de sus coditos y sus piernitas reptaba hasta acomodarse a mi lado. Fue una sorpresa para mí también.

Aparte de dar leche y dormir no hay mucho más en tu vida. Sí, los pañales. Esta tarea es una de las tareas nuevas que te acontecen y no es la más deseada. También las noches de insomnio y las ojeras. Las canciones de cuna que te aprendes de memoria y te persiguen durante todo el día. Las duchas de dos minutos y tres segundos. Las cenas recortadas. Los vecinos molestos... no mucho más, y sin embargo; todo.

Entendés que dar vida es el significado de la vida misma. Todo aquello que algún día no tenía mucho sentido empieza a ordenarse desde que nace una nueva vida desde tu propia vida. Y te das cuenta que sos parte de una inmensa cadena de madres que antes que vos, parieron a madres que antes que vos parieron. Y ves hacia atrás pero también para adelante, sobretodo porque Leah es niña y pienso que algún día, tal vez, si Di-s quiere también va a parir. Entonces, de repente, vos tan insignificante en esta inmensidad, te transformás en el eslabón perdido.

...
(Diana Ellmann)

Este es el mail de Cintia

Hola compañeros de Materpater!

Les escribimos con Andy para saludarlos, agradecerles sus mails, contarles un poco nuestra experiencia y mandarles dos fotos. La que está Inés sola la sacamos ayer, es decir, ya de tres semanas. La otra la sacamos a la semana y media de Ines.
Estamos los tres muy bien y adaptándonos mutuamente, conociéndonos cada día mas y contentos de tenerla ya en nuestros brazos.
Sé que cada uno va a hacer su propia experiencia pero, algo que sí me siento en la obligación de decirles, es que todas las mujeres que parimos deberíamos tener una doula al lado. Fue fundamental tener una doula, que en nuestro caso fue Mel, tanto en los días previos al parto, durante el trabajo de parto (FUNDAMENTAL!), el parto y el postparto. Gracias a ella no me hicieron episiotomía y forceps! Estaban a punto... Se fueron todos de la sala de partos, quedamos con Andy y Mel.. Me dijo Mel que siga pujando y de golpe coronó y Andy tuvo que llamar a las corridas a la partera y al obstetra que estaban llenando unos papeles para la episiotomía y forceps! Ni ellos podían creer lo que había pasado. Nació con dos vueltas de cordón! Pero de lo mas bien! Y todo eso gracias a mi doula!
El trabajo de parto fue intenso y revelador..el haber sido acompañada por una doula en estas largas horas fueron de gran sostén tanto físico como emocional. Tengo que aclarar que no suplanta el rol del marido y eso Andy se los puede reconfirmar. La presencia de una mujer que ya parió, como una lo está haciendo en ese momento, que la entienda y contenga como mujer que pasó por lo mismo y sabe lo que se siente, fue realmente importante.
Espero que tomen mi recomendación que es de corazón ya que todos ustedes son personas que están preparadas y merecen no perderse la oportunidad de vivir está experiencia acompañados de alguien que los va a hacer sentirse mas acompañados, contenidos y para la mujer en especial, entendidas! Les mando un beso gigante a todas esas panzas lindas, a las futuras mamis y papis, a los que ya fueron mama y papa, y otro gigante a vos Mel, que si no fuese por vos, la historia hubiese sido otra.
Cintia y Andy

domingo, 26 de septiembre de 2010

El juego de los miles de (t)errores

hola!
quiero proponerles un juego. entren en el sitio, miren el producto y sobre todo miren el video de demostracion.

http://www.elcorteingles.es/multitienda/producto/producto.asp?hddref=124635

yo encontré estos errores:

1- la mujer nunca parió. ni tuvo cesárea. no es madre, bah. y es preocupantemente anoréxica.
2- obviamente esa mujer no es la mamá de ese bebé. ninguna mamá tiene ese aspecto. sin embargo, debo reconocer que tiene un gran dominio de su gestualidad. felicitaciones al entrenador.
3- otro detalle de la mujer es que cuando está sin el bebé, tiene más escote (¿será para entusiasmar a los posibles compradores masculinos?) en cambio, cuando está con el bebé, tiene el escote cubierto.
4- el bebé está dormido durante toda la publicidad.
5- nadie lo mira (bueno, es un producto para abandonar y desamparar al bebé), nadie le habla, y si hubieran utilizado a un muñeco hubiera sido exactamente lo mismo.
los bebes sonríen cuando duermen, si se sienten bien.
6- este bebé no sonríe en ningún momento, tiene rostro con ceño fruncido y boca en "u". por lo tanto si querés verificar que sea un produco apropiado, si bien no llora, tampoco se muestra feliz.
7- "la madre puede hacer cualquier cosa, menos estar con el niño".
8- no se pierdan el punto de los botones con las opciones de sonido de corazón, pajaritos, y mp3.
9- viene con mordillo y orejas de osito, ¡su hijo estará encantado!
10- el mensaje es mas o menos así: "obtenga un hijo, y luego obtenga esa sillita". ambos son adquisiciones y no necesitan mantenimiento si los adquirió al mismo tiempo.

efectos colaterales:
1- hijos disociados de por vida, con dificultades graves en los vínculos, en el lenguaje, en la motricidad y en el desenvolvimiento en general.
2- personas altamente manipulables, dependientes (de otros, de medicamentos y de cualquier cosa que los convierta en consumidores) e infelices.
3- dependencia (de los padres) de por vida para tener que ocuparse del engendro que ud misma/o generó.
4- fortunas gastadas en terapias que jamás restaurarán el daño inicial.
5- no se aceptan devoluciones. lo comprás, te jodés.

otra cosa que me sorprende es que te lo venden como si tu bebé fuera realmente un muñeco y fuera a ser bebé toda la vida, y no toman para nada en cuenta la evolución que desarrolla un bebé en pocos meses. lo muestran más como un adorno que como un ser humano. de terror...

bueno, a divertirse con el jueguito!
besos
mel

y ya hay participantes que aportaron lo suyo:

marcelo: uauu.
Al principio pensè que era una joda, pero no....es real, la realidad supera la ficciòn...

diana: Es verdad, si hubiera sido un muñeco hubiera sido lo mismo...
A partir de esta frase de Melina se me ocurrió un gran negocio (con acento...). Consiste en fabricar muñecos que hacen de niños. Para qué seguir fabricando niños que hacen de muñecos. Imaginen uno que a botonera balbucea, llora, grita ó duerme. Los mas sofisticados hasta podrían hacer sonrisitas cuando duermen para mostrar satisfacción. Si le apretás la panza, dependiendo de que costado, hacen pis ó caca. Algunos podrían rolar al mejor estilo Pikler. A la noche, antes de irte a dormir lo desconectas y soñas tranquilo. Hasta podés colechar ya que ni como fantasía se te cruzaría asfixiarlo. Eso sí, se tendría que vender un "kit" completo, incluyendo una evolución por edades. Eso haría el invento más atractivo para el comprador. Creo que en este siglo y en nuestras sociedades occidentales, esto puede funcionar. Eso sí, no trates de parir uno de estos que si se queda sin batería te puede quedar atrancado.

lucía:Qué bárbaro! Es como un spa para bebés, con música tranqui y también MÁS MOVIDA!!, y satisface sus necesidades de aprendizaje, buenísimo.
Qué importante es que el bebé esté TRANQUILO, no? Por qué siempre tantas ganas de que esté tranquilo. Además, gracias a este producto definitivamente la madre ya no es necesaria, entonces, MATENLA! De hecho, apenas el niñito pueda salir de esa especie de licuadora seguramente quiera matar a su madre, al grito de: "Creías que no me daba cuenta que no eras vos la que me abrazaba!".
No deberían perfeccionar la función en la que la sillita esté en el suelo? La madre tiene que mover el brazo para mecerlo, demasiado trabajo.
Ya sé! Creo que no es un bebé! Es un osito! Embalsamado. (Se le vieron las orejitas, qué descuido.)

Gustavo escribió:
Falta el botón que lo eyecta hacia el infinito si llegara a llorar después de todo...

Reflexo Materna, por facebook:le faltaría una protesis de silicona que se le meta en la boca automaticamente si es que el bebe se le ocurre llorar, no??? ahi si seria completo!!! me parece que le faltan accesorios! jajajaja

Mariana Galán Barlo, por facebook:De terror si, pero lo mas triste es que hay mercado para estas cosas porque hay mujeres que tienen hijos como si fuera una "etapa" mas de la vida que cumplir y despues no saben que cuernos hacer!!!!!
Salvo usarlos como chivos expiatorios pa ...ra todo lo dificil que les toca vivir!
No hay demos quew enseñen a vivir emocionalmente y transmitir ese conocimiento?????

Julia, por facebook:jajaja, pobrecitos nuestros bebés, cada vez les damos menos bola!!! somos lo menos.

Debbie:Increíble la sillita del terrrrror. Me acuerdo que cuando Lari era chiquita a toda costa todos (familiares varios, incluyendo suegra y cuñada, tíos, amigos...) me decían que consiguiera una sillita de esas así Lara se entretenía y yo tenía los brazos libres. Y yo estaba tan agotada como feliz con Lari en mis brazos así que nunca les di bola. ¿Tantos años esperando tenerla para dejarla en una sillita del terror? De ninguna manera.

Florencia: Estamos todos muy limados!!
Para qué querés tener un bebé si no lo vas a querer tener en brazos!!!!!
falta un cochecito que te pasee solo al chico, con gps y control remoto y ya está no? Así, "podemos seguir con nuestras vidas"
en fin.... no comments

Sara:
no salgo de mi espanto!!! parece una publicidad dentro de un programa de Capusotto!!!!!!!!!! sos graciosa escribiendo el relato!!
no puede ser verdad, lo diseño una computadora con inteligencia artificial o el verdadero hijo del repollo?!?!??!?!
qué desastre por Dios, y ella chocha lee un libro mientras a su hijo lo acuna el robotito, yo le daría el libro para leer al robot y me quedaría con el bebé a upa mirando el techo!!!

Nicolás: siniestro.
María Laura:La verdad que el producto es "genial" y excelente!!! tiene todo lo que necesita para una mamá que eligió programar su cesárea y ya que estamos hacerse una lipo (es la última moda hacer ambas cosas en la misma operación) además quiere mantenerse con la tintura y las manos impecables (si es posible extensiones y uñas esculpidas también), luciendo la última colección de Kosiuko y tomando sol mientras se toma un cafecito en las veredas de Palermo Hollywood...
Hay muuuuuchas más de esas madres (lamentablemente para las futuras generaciones) que de las que hicimos el Materpater y elegimos parir "fisiológicamente".... así que desde mi mirada marketinera es "perfecto" y hay público target a rolete para ese producto, se deben estar cansando de venderlo!!!
En este mundo hay mercado para todo, aunque nos duela, y pensemos la felicidad que se están perdiendo estos bebés de mercado...
El producto es "ergonómicamente correcto" al bebé se lo ve "cómodo, mullidito, tranquiiiiilooooooooo!"!! hasta puede elegir que quiere escuchar (lo bueno del MP3 es que la madre la puede grabar su voz para que de alguna forma algún día la reconozca)
No podemos renegarnos de la sociedad de consumo, es una mierda, pero existe y seguirá existiendo mientras hayan madres que crean que tener ese producto es la "solución" a sus problemas de crianza...
Si las máquinas ya hacen de todo, porque no acunar y arrullar al bebé??? Era lo único que faltaba hacer!!!!
Realmente Gracco no deja de sorprenderme encuentra siempre una necesidad insatisfecha para diseñar el producto justo a la medida!!! "Congratulations"!!

Carla:Por Dios!! Que mal estamos!! Pensa que antes de lanzar un producto al mercado un monton de gente hace un plan, elabora una estrategia, o sea trabaja durante un buen tiempo. Que habra en la cabeza de esas personas? Y en el corazon? Pienso en que seguro tienen "muy poca Mamá" en su interior, en su alma. Me da mucha pena. Este videito me hace reflexionar una vez mas acerca del importante rol que tenemos las mamás y los papás. A nuestros hijos podremos comprarles el ultimo juguete o no, podremos llevarlos a Disney o no, no importa eso. Lo unico que importa es que se llenen, se sacien de MAMÁ y PAPÁ, o sea de Amor del de verdad.

lunes, 13 de septiembre de 2010

lactancia interrumpida: yo acuso a los pediatras.

Este es un intercambio de mails de madres que están nucleadas en mi lista de correo de lactancia.


Hola Melina!
Te escribo porque estoy muy enojada. Estoy enojada con todas las personas que convencen a las madres de interrumpir la lactancia, familiares, amigos, compañeros, y principalmente profesionales de la salud.
Te cuento lo que me pasó: me llama mi prima que está por volver a trabajar después de la licencia por maternidad, su beba tiene 3 meses y medio y me consulta sobre el uso del "sacaleches" porque como ella sabe me saco leche desde que volví a trabajar. Y me dice que me pregunta a mi qué opino porque dice que soy la única defensora de la lactancia, de todas las mamás amigas que tiene, compañeras de trabajo, familiares etc parece que soy la única y entonces no dice que no está segura de qué hacer. ¿Cómo puede ser?! Por otro lado me cuenta que la pediatra le dijo que "total ya le dió 3 meses asi que no importa si ya no le da más" y que también le dijo que podían agregar "un yogurcito" a la tarde asi se saltea esa toma. También me dijo que en su trabajo no tiene un lugar donde pueda sacarse leche tranquila.
No entiendo cómo llegamos a esto a que alguien, en este caso yo, tenga que "defender" la lactancia. ¿No debería ser al revés? ¿Qué pasa con los profesionales? Se supone que los pediatras son los que más saben del cuidado de nuestros hijos y las madres confían en su opinión "profesional" y mucho más siendo primerizas. (nota mía, es curioso que ignoren tan soberanamente las recomendaciones de la OMS)
Yo cambié 5 veces de pediatras desde que nació mi bebé que hoy tiene 11 meses, todos tenían opiniones diferentes acerca del cuidado del bebé y de la lactancia. Finalmente elegí al pediatra con el que menos estaba en desacuerdo, pero sigo sin estar de acuerdo con muchas cosas. Y tengo que evitar decirle otras, como que por ejemplo mi bebé sigue durmiendo con nosotros. Y mi pediatra también me dice cada vez que puede que si me da mucho trabajo sacarme leche que le de leche de fórmula que "es lo mismo" y que prepare las papillas (nestum, avena) con eso.
En mi trabajo cada vez que me ven con mi lunchera me preguntan ¿"hasta cuando le vas a dar la teta a ese nene?" ¿"por qué no le das leche de cajita?". Y menos mal que le sigo dando la teta: Mi bebé acaba de tener varicela y durante 2 semanas no quiso comer nada que no fuera teta por las pústulas en la garganta, en la boca y la fiebre obviamente, y no bajó ni un gramo. Además, como te conté en otras oportunidades, no quiso incorporar los semisólidos hasta los 9 meses casi 10 y tiene un peso y una talla perfectos.
Ayer me mandaron una nota de la guardería que decía que "por favor en casa le hagamos menos upa para que esté mejor en el jardín"... pago $1100 de guardería, eso ¿no cubre un poco de upa y cariño?
Llega un punto que ya no me gasto en responder, yo solo les sonrío y sigo haciendo lo que me parece.
Pero igual me pregunto ¿qué pasa con todo el mundo? (somos varios los uqe nos preguntamos lo mismo, caro)
Perdón por el enojo pero yo se que vos me vas a entender
Un beso
Caro



Dios mio! Decile a esta mamá que por favor, aunque sea la única, no se rinda. Sera mas trabajoso para ella, pero si nos mantenemos firmes en nuestras convicciones, a la larga, y porque todas somos unas "guerreras cabeza dura", nos van a escuchar. Tengamos claro que, mas alla de quien tenga razon o no, lo que esta mal es que los demas anden por ahi diciendonos lo que tenemos que hacer. Bajando linea de lo que supuestamente esta bien o mal. Tenemos que enseñarles a los demas el verdadero sentido de la palabra RESPETO. Nada mas y nada menos.
Yo te respeto a vos que das mamadera desde el primer dia de vida de tu bebe, vos respetame a mi que le di teta a mi hija hasta los 2 años y 10 meses. Una no es mejor que otra solo por ese acto. Ahora, si una de estas 2 mamas se guio por lo que "hace todo el mundo" y la otra se guio por su instinto y por la informacion que busco, entonces simplemente hay una mama boluda y otra piola. Adivina cual es cual!!???? Volvi de Japon con los tapones de punta!!!
Besos, Mel. Love u!

Carla Di Sí o-o Di Signer


Increible. Muchas veces sentimos que remamos contra la corriente. ¿Por qué la gente de afuera se siente con mas autoridad que uno para decidir sobre como cuidar mejor a nuestros hijos?!
belén

Hola Melina! lei la nota de Caro! totalmente enojada y con mucha razon!
Creo que es por eso totalmente necesario unirse a grupos de lactancia y crianza..
no solo para tener acceso a informacion sino tambien para tener un apoyo...
es fundamental para la madres (primeriza en mi caso) tener un apoyo...
porque terminas sintiendo una soledad terrible.
Todo mi apoyo espiritual para Caro!
adelante con la teta!!!
Saludos
y gracias por compartir toda esta informacion!!!
Sol

Hola Mel: Si efectivamente a mi tambien me pasa, todo el mundo me pregunta cuando la dejo de amamantar a Juana, que hoy ya tiene 1 año y 6 meses. Gracias a Dios mi pediatra, Lucila Fernie, si bien no es del todo 100% de mi onda, me super respeta y apoya constantemente lo cual ha sido un gran alivio.
Ahora llegué a un momento en que estoy bastante agotada fisicamente y entre el laburo , Juana y la casa, me cuesta mantenerme fime cuando todos me dicen, mirá cómo estás? etc.. Pato, mi marido ya está preocupado, y si le sumás el hecho de que sigo a cuasi dieta (restringida) de lacteos por la alergia a la proteina de la leche de Juana, ya están todos diciendome más a menos que me voy a quedar sin dientes o lo que fuera! jajaj Pero seguimos!!!!
De todos modos, yo creo que siempre hay que apoyar la lactancia desde un lugar super respetuoso del otro, y no desde un lugar heroico o lo que fuere. EN el caso de la prima de esta chica creo 100% que hay que fomentarle que siga porque le bebé es muy chiquito y le va a hacer bárbaro seguir, pero hay veces, en que una vez ya crecidos los bebés, es la madre la que ya no puede más o que inconscientemente quiere ya dejar, y ahi creo que uno debe dejar el espacio a que esa madre deje de amamantar SIN CULPA porque hay mamás que no tienen la misma fuerza que uno. (me pasó con una amiga)
Para mi el amamantamiento ha sido y es lo mejor que nos pasó a Juana y a mi, a ella en alimento, en amor, mimos, presencia materna, y si a eso le agreguas el hecho de que los pezones cada uno tiene un chackra y por ahi le pasas a tu bebé energia! esto es vital, con lo cual más completo imposible.
Pero el tema es super delicado porque nuestras madres o cualquier madre que en general no haya amamantado mucho, no te va a apoyar demasiado. POr la simple razón de que al ego humano le cuesta decir que lo mejor para un bebé es aquello que uno como madre no le dió!!!!
Por eso, en mi humilde opinión, creo que hay que apoyar amorosamente a las madres, pero dejandolas ser y decidir sin culpa.


Te mando un beso enorme, y te debo una anécdota sobre lo que me dijo una médica capa biogenetista que fui a ver por mi pero que el consulté por mi salud y el amamantameinto de juani, muy lindo pero un poco largo, si puedo ir el 24 lo cuento!!!


Besotes Poly


Es incrible pero lo que escribe Caro es tal cual ... la verdad es que solo nosotras las mamas que sabemos que dar el pecho es mejor
que cualquier otra cosa ..mejor que las famosas leches inventadas , mejor que una manzana porque lamentablemente esta todo
curado y lleno de pestisidas Ya ni la manzana es natural .... con lo cual cuando paso por situaciones asi me siento una genia ...
porque veo cuanta ignorancia hay en la mayoria de la gente y cuan caro le sale con la salud de sus propios hijos
que te dicen mi nena se enferma re seguido como si ellos no tuvieran nada que ver con eso ...
la semana pasada en la puerta del jardin me dice una mama ayyy estoy re feliz porque vengo de vacunarnos la vacuna a la nena de sarampion me vacune yo .... la lleve a comer al mc donald y la dejaba en el jardin ... yo tenia ganas de decirle si le das mc donal no hay vacuna que te salve ! jejeje pero bueno intento hacerme la boluda aunque me dan mucha pena esos chicos porque tienen hasta la carita de enfermos ,palidos,ojerosos siempre tristes , que no se quieren desprender de los brazos de las mamas .. les imponen horarios no los dejan dormir siesta porque ellas a la noche quieren que a las 20.00 esten dormidos para cenar tranquilas con su marido jeje es de locos! los chiquitos tambien levantan sus defensas cuando necesitan descansar

Vito tiene 2 años y 4 meses Toma Teta todo el dia ... varias veces al dia y para dormir y al despertar .Duerme con nosotros y no es porque sea mi hijo pero es el nene mas feliz que hay , super vital ,muy seguro .... Entra al jardin corriendo y me pide volver cuando lo busco no se quiere ir del aula jeje super independiente No es lloron esta siempre contento y darle la teta fue lo mejor que nos paso , el mejor calmante ... y la vacuna contra todo . en fin no se porque a la gente le cuesta tanto , con ver un poco como viven y estan los demas podrian mejorar un poco

en fin decile a Caro que parece que una esta sola con esto pero por suerte hay mas mamas de las que creemos que pensamos iguales
que yo tambien pase x comentarios y enojos con pediatras ....
besos
Fer

Hola Mel como estas??
La verdad es q ya estoy tan cansada de q t digan lo q tenes q hacer con tu hijo... es una locura
Hasta la gente q no tiene hijos t dice lo q debes hacer, lo escuche de amigos muy intimos... " es facil son tres pasos dormirla a juana" no la tengas tanto en los brazos q se va a malcriar" " la tenes todo el dia en la teta" " t usa de chupete"" etc... QUE LA CHUPEN!!! perdon por la expresion pero q pasa?? el ser humano no se aguanta brindarle todo el amor a un bebe... entregarse por completo al otro, dejar por unos ratos el ego!!! Entender la conexion y la necesidad de los bebes...???
Siento q si antes me parecian una cagada lo q la medicina ortodoxa t dice, t enseña, ese adoctrinamiento, esa busqueda de gente sin sentimientos, sin poco lugar para pensar... NORMAS... el ultimo paper de la academia americana de pediatria...POR DIOS... nosotros no tenemos nada q ver con EEUU... BASTAAAAAAAAAA.
NO somos muñecos, no somos tontos!!! es muy perverso todo... este sistema no da lugar a tiempos para maternar... una cagada!! y despues es como decis vos se crian bebes q se aprenden a joder, ni hablar q sean jodidos.
Una vez o va muchas veces vienen mamas al consultorio con la señora q cuida a sus hijos porq no tiene ni idea q le pasa a su hijo... ufffffffffffff y asi miles!!!En las guarderias bebes de 15 dias, como puede ser... una locuraaaaaaaaaaaaaaaa!!
Bueno nosotras tamos tratando de cambiar todo eso, lo siento, me parece muy copado seguir los instintos de cada una... es un momento tan groso el q estoy viviendo, tan sensible!!
Ver como juana se duerme en la teta, en mis brazos, su carita, su mirada...
Bueno Mel t dejo porq sino voy a explotar ja!
T mando un beso gigante
Nos vemos el 24 en el encuentro
Nadia

Sumo mi respuesta: Creo que no todos estamos mental y fisicamente abiertos a despertar de la Matrix!!!!!!!!!!!!! Cuántas veces me siento así en este camino de ser madre... No puedo creer que otros no vean, sientan, vivan, lo que yo y mi bebé, ya de 1 año y 8 meses vivimos cada vez que tetamos!!!!! Siempre pienso si le doy la teta por él o por mí, siendo un poco egoista incluso, por lo que yo siento al darle mi leche. No esperar a veces que te pida, sino ofrecerle, cortar con la rutina, con momentos estresantes del día, sentémonos, acostémonos y compartamos este momento de labios, pezones, leche, sonrisas, fiaca, miradas... A veces no puedo creer que algunas madres se pierdan de darle la teta a sus hijos, ni hablar de los hijos que ni conocen lo que es tomar teta como yo. Cuando amamanto a mi hijo tambien tomo la teta con él, por la que no tuve.
Gracias
Paola

viernes, 27 de agosto de 2010

"Amamantar en la tierra de Genghis Kahn"


“Amamantar en la Tierra de Genghis Kahn”-Lactancia materna en Mongolia. Texto de Ruth Kamnitzer traducido por Ana Isabel Chinchilla
24 Agosto 2010 por Nohemí

Artículo publicado originalmente en www.drmomma.org


Ruth Kamnitzer
Hay en Mongolia un dicho muy utilizado que afirma que los mejores boxeadores toman leche materna durante al menos seis años, afirmación muy seria para un país en el que el boxeo es el deporte nacional. Me trasladé a Mongolia cuando mi primer hijo tenía cuatro meses y viví allí hasta que cumplió tres años.

Criar a mi hijo en aquellos primeros años en un lugar donde la actitud hacia la lactancia materna es tan radicalmente diferente de las costumbres que prevalecen en Norteamérica me abrió los ojos a una visión completamente diferente de cómo podría ser todo. Los mongoles no solamente prolongan la lactancia materna, sino que además lo hacen con más entusiasmo y menos inhibiciones que casi nadie de los que había conocido hasta entonces. En Mongolia, la leche materna no es sólo para bebés; no se trata sólo de nutrición y definitivamente no es un tema sobre el que se imponga la discreción. Es la madera de la que estaba hecho Genghis Khan.

Al igual que muchas madres primerizas, no había pensado demasiado sobre la lactancia antes de tener a mi bebé, pero minutos después de que mi hijo Calum saliera, se agarró a la teta y durantelos siguientes cuatro años no parecía nada dispuesto a soltarse. Tuve suerte, porque en muchos aspectos la lactancia nos resultó sencilla: ninguna grieta en el pezón, rara vez un pecho ingurgitado. Mentalmente las cosas no eran tan sencillas: a pesar de lo mucho que amaba a mi bebé y disfrutaba del vínculo que nos ofrecía la lactancia, en ocasiones resultaba insoportable. No estaba preparada para la magnitud de mi amor por él ni para la intensidad de su necesidad de mí en exclusiva y de mi leche. “No le permitas que te convierta en un chupete humano”, me advirtió una enfermera canadiense pocos días después del nacimiento de Calum, que mamaba a todas horas, pero yo repasaba todos los posibles motivos de su llanto (¿gases?, ¿pañal? ¿infraestimulación? ¿sobreeestimulación?) y por lo general acababa dándole teta de nuevo. Me preguntaba si hacía bien.
Entonces me trasladé de Canadá a Mongolia, donde mi marido llevaba a cabo unos estudios sobre vida salvaje. Allí los bebés están siempre envueltos en varias capas de gruesas mantas, atados con cuerda como un paquete que no quieres que se rompa en el correo. Cuando un paquete murmura, se le pone un pezón en la boca. No se les cambia muy a menudo y nunca se les hace eructar. No hay ni siquiera una manos en las que poner un sonajero. Por supuesto, no hay ratitos boca abajo. Los niños permanecen envueltos hasta al menos los tres meses, y cada vez que emiten un sonido, se les da de mamar.

Esto resultaba interesante. A los tres meses, los bebés canadienses ya tienen actividades sociales, incluso natación. Algunos aprenden a “calmarse solos”. Yo daba por sentado que había muchos motivos por los que un bebé podía llorar y que era mi trabajo averiguar la razón y darle la solución adecuada. Pero en Mongolia, aunque los bebés puedan llorar por muchos motivos, sólo hay una solución: leche materna. Dejé de darle vueltas e hice lo mismo.

En Canadá la lactancia materna aún está rodeada de cierto misticismo, pero en realidad no estamos demasiado acostumbrados a ella. La lactancia se realiza en casa, en grupos de lactancia, quizá en alguna cafetería: rara vez se ve en público y desde luego nosotros mismos no tenemos recuerdos conscientes de haber sido alimentados con pecho. A esta íntima actividad entre madre e hijo se la trata con secretismo y educadas miradas hacia otro lado, y se considera casi igual que las demostraciones públicas de intimidad en una pareja: no es tabú, pero sí que causan ligera incomodidad y son educadamente ignoradas. Cuando el silencioso y angelical recién nacido se convierte en un niño activo resuelto a comunicar a todo el mundo lo que está haciendo a cada momento, bueno, entonces esos ojos se apartan con mayor rapidez e intensidad, a veces con el ceño fruncido.

En Mongolia, dar el pecho en público, en lugar de relegarme a la sección de “sólo mamás”, me puso decididamente en el centro de atención. Su práctica universal de dar pecho en cualquier momento y lugar, así como la cercanía en la que la mayoría de los mongoles vive, implica que todos están acostumbrados a ver un pecho en acción. Les alegraba ver que hacía las cosas a su manera (que por supuesto era la manera correcta).

Cuando daba pecho en el parque, las abuelas me brindaban sus historias sobre cómo habían alimentado a sus doce hijos. Cuando daba pecho en el asiento trasero de los taxis, los conductores levantaban sus pulgares por el retrovisor y me aseguraban que Calum se convertiría en un gran boxeador. Cuando paseaba por el mercado acunando a mi hijo en mis brazos mientras mamaba, los comerciantes me hacían un sitio en su puestos y le decían al niño que se lo bebiera todo. En lugar de mirar a otro lado, la gente se inclinaba sobre Calum y le besaba la mejilla. Si se soltaba de la teta en respuesta a la atención recibida, dejando mi pecho chorreando y completamente expuesto, no pasaba nada. Nadie se quedaba mirando, nadie apartaba la vista: simplemente se reían y se limpiaban la leche de la nariz.

Desde que Calum tenía cuatro meses hasta los tres años, allá donde fuera, oía una y otra vez lo mismo: “La teta es lo mejor para tu bebé, lo mejor para ti” La aprobación constante me hacía sentir que hacía algo importante que interesaba a todos; exactamente la clase de aprobación pública que *toda* madre reciente necesita.

Para cuando Calum cumplió los dos años, yo ya había descubierto lo útil que podía ser la lactancia materna. Nada hace que un niño se duerma más rápido, alivia el aburrimiento de un largo viaje en coche, o calma una tormenta que se cierne, tan rápidamente como una poca leche calentita de mamá. Es la ayuda más útil para la madre perezosa, y yo creía que le daba todos los usos, pero los mongoles lo llevaban más lejos.

Durante los inviernos mongoles, pasaba muchas tardes en en el yurt de mi amiga Tsetsgee, huyendo del frío glacial de fuera. Fue instructivo comparar nuestras técnicas de crianza. Cuando estallaba una pelea por los juguetes entre nuestros hijos de dos años, mi primera reacción era restablecer la paz distrayendo a Calum con otro juguete al tiempo que le explicaba los principios de compartir las cosas, pero esto llevaba tiempo y una media de éxito de tan sólo un cincuenta por ciento, En el restante cincuenta por ciento de veces, cuando Calum no quería dar su brazo a torcer y su frustración aumentaba hasta el punto de ebullición, lo cogía y le acunaba en brazos para amamantarle.

Tsetsgee tenía una táctica diferente. Al primer murmullo de discordia, se levantaba la camisa y empezaba a menear sus pechos con entusiasmo, diciendo: “¡Ven aquí, cariño, mira lo que tiene mami para ti!” Su hijo apartaba la vista de los juguetes para mirar las dianas de sus pechos y siempre se iba hacia ellos.

¿Media de éxito? Cien por cien.

Para no ser menos, adopté la misma estrategia. Allí estábamos, dos madres agitando los pechos como strippers compitiendo por atraer a un cliente. Si los abuelos estaban por allí, se unían a la representación. Los pobres críos no sabían a dónde mirar: la tranquilizadora plenitud de los pechos de sus madres, los mustios pechos planos de la abuela con su larga experiencia, o el extraño montón de carne que el abuelo se agarraba en su envidia de pechos. Por mucho que lo intente, no puedo imaginarme una escena similar en una reunión de la Liga de la Leche.

En mis clases prenatales en un pequeño pueblo de Canadá, donde nació Calum, nos mostraron la lactancia materna con un vídeo de una madre sueca de aspecto especialmente atlético, que daba pecho a su niño pequeño mientras esquiaba. La clase se estremeció: “Claro que es genial para los bebés, pero cuando ya empiezan a hablar y a andar…?” Todas parecían de acuerdo. Yo me callé.

Me tocó a mí sorprenderme cuando una de mis amigas mongoles me dijo que había tomado leche materna hasta los nueve años de edad. Me quedé tan boquiabierta y estupefacta que al principio me lo tomé a broma. Viendo ahora que mi hijo se destetó justo después de cumplir los cuatro años, me avergüenza un poco mi inflexible incredulidad. Aunque nueve años sea bastante edad para tomar el pecho, incluso para los mongoles, no está fuera del rango.

Aunque no siempre era fácil hablar sobre conceptos como “destete voluntario” con mongoles debido a la barrera idiomática, dar pecho “a largo plazo” parecía ser la norma. Nunca conocí a nadie que diera pecho a dos niños, lo cual me sorprendió, aunque debido a que los intervalos entre hijos son bastante largos, la mayoría de los niños dejaban de mamar entre los dos y los cuatro años.

Según UNICEF, en 2005 el 82 por ciento de los niños de Mongolia seguían con lactancia materna entre los 12 y los 15 meses y el 65 por ciento seguían entre los 20 y los 23 meses. El último hijo parece que simplemente continúa, de ahí la niña de nueve años que tomaba pecho, y si la sabiduría popular no se equivoca, de ahí la fama de Mongolia en el boxeo.

Cuando a los tres años Calum seguía tomando pecho con el entusiasmo de un recién nacido y yo me preguntaba cómo surgiría el destete, sentí curiosidad sobre qué animaba a los niños mongoles a destetarse solos. Algunas madres me dijeron que su hijo simplemente perdió el interés. Otras dijeron que la presión de grupo tuvo que ver, (he oído a adolescentes mongoles burlarse de otros diciendo “¡Quieres los pechos de tu mami!” del mismo modo que se dice “¡Corre con tu mamá!”). Cada vez más a menudo, las obligaciones del trabajo obligan a destetar antes de lo habitual: los niños a menudo pasan el verano en el campo mientras que la madre se queda en la ciudad trabajando, y durante esta larga separación a la madre se le retira la leche.

Mi amiga Buana, de veinte años, me contó su lactancia, digna de medalla de oro: “Me crié en un yurt lejos, en el campo. Mi madre siempre me decía que me la bebiera toda, que era buena para mí. Yo creía que todas los niños de nueve años lo hacían. Cuando fui al colegio, lo dejé.” Me miró con un brillo travieso en los ojos “ Pero aún me gusta beberla a veces”.

Destetarse me parecía un suceso bastante definido. Siempre esperé que, en algún momento, las tomas se reducirían y seguirían reduciéndose hasta que cesaran por completo. Se me retiraría la leche y ya está. Bar cerrado.

En Mongolia no sucede así. Hablando de lactancia con mi amiga Naraa, le pregunté cuándo su hija, entonces de seis años, se había destetado. “A los cuatro años” me contestó, “a mí me entristeció pero ella no quería tomar teta más”. Entonces Naraa me dijo que la semana anterior, cuando su hija había vuelto de una larga estancia en el campo con sus abuelos, quiso tomar teta. Naraa la complació “Me imagino que me había echado mucho de menos” explicó, “y fue bonito. Por supuesto, yo no tenía leche, pero no le importó”.

Pero si “destetar” significa no volver a beber leche materna, entonces los mongoles nunca se destetan del todo, y esto es lo que más me sorprendió de la lactancia en Mongolia. Si los pechos de una mujer están ingurgitados y su bebé no está cerca, irá sencillamente preguntando a sus familiares, de cualquier edad o sexo, si quieren beber. A menudo las mujeres se extraen una taza de leche para sus marido para darles un capricho, o dejan una poca en el frigorífico para que cualquiera pueda servirse.

Aunque todas hemos probado nuestra propia leche, le hemos dado a nuestras parejas para que la prueben, quizá hemos echado una poca al café en una emergencia ¿no?, no creo que que muchos de nosotras la hayamos bebido a menudo. Sin embargo a todo mongol al que he preguntado me ha dicho que le gusta le leche materna. El valor de la leche materna está tan reconocido, tan firmemente arraigado en su cultura, que no se considera como algo sólo para bebés. La leche materna se usa comúnmente de forma medicinal, se les da a los mayores como una cura para todo, se usa para tratar infecciones oculares así como (dicen) hacer más blanco el blanco de los ojos y más intenso el marrón del iris.

Pero sobre todo, creo que los mongoles beben leche materna porque les gusta el sabor. Una amiga mía occidental que se extraía leche en el trabajo y dejaba la botella en el frigorífico de la oficina se encontró un día la botella medio vacía. Ella se rió: “¡Sólo sospecharía de que mis compañeros se beban mi leche en Mongolia!”

Vivir en otra cultura siempre te obliga a re-evaluar la tuya. No sé cómo hubiera sido dar pecho a mi hijo en sus primeros años en Canadá. La avalancha de observaciones positivas que recibí en Mongolia, así como la aceptación sincera de dar el pecho en público simplemente me asombró, y me dio la libertad de criar a mi hijo de una manera que me parecía natural. Además de las pequeñas diferencias en nuestras costumbres de lactancia, los detalles de cuánto y cuándo, concluí que había una diferencia más grande en nuestros métodos de crianza.

En Norteamérica valoramos tanto la independencia que aparece en todo lo que hacemos. Sólo se habla de qué come tu bebé ahora, y a cuántas tomas has reducido. Incluso aunque no seas la que hace estas preguntas, es difícil escapar de su impacto. Además se venden tantas cosas para que tu hijo se entretenga solo y te necesite menos que el mensaje es claro. Sin embargo en Mongolia, la lactancia no se identifica con dependencia, y el destete no es una meta. Saben que sus hijos crecerán; de hecho, un niño mongol normal de cinco años es mucho más independiente que uno occidental. No hay prisa por destetar.

Probablemente lo más valioso de criar a mi hijo en Mongolia fue que me di cuenta de que hay un millón de maneras de hacer las cosas, y que yo podía elegir cualquiera de ellas. Durante la lactancia de mi hijo tuve varias dificultades, y tomé y deseché ideas y prácticas en mi intento de forjar mi propio estilo. Me alegro de haber amamantado a Calum tanto tiempo: fueron cuatro años al final. Creo que la lactancia fue lo mejor para mi hijo, y que tendrá una influencia duradera en su personalidad y en nuestra relación.

Y cuando gane la medalla de oro de boxeo en la Olimpiadas, espero que me lo agradezca.

Nota: 1. UNICEF Childinfo, “Monitoring the Situation of Children and Women: Infant and Young Child Feeding (2000-2007)” (January 2009): www.childinfo.orglbreastfeeding_countrydata.php

Ruth Kamnitzer vivió durante tres años en una tienda tradicional de tela en la campiña mongola mientras su marido,Steve, llevaba a cabo unos estudios sobre el gato de Pallas de Asia Central. Es licenciada en Conservación de la Biodiversidad y hoy en día vive en Bristol, Reino Unido, con Steve y Calum.