jueves, 3 de septiembre de 2009

Fórmulas Infantiles a Base de Soja: hay motivos para preocuparse.

Fórmulas Infantiles a Base de Soja: hay motivos para preocuparse
Documento Informativo de la Comisión de Alimentos del Reino Unido. Autores: Sue Dibb y Dr Mike Fitzpatrick . Abril de 1999.
Reseña histórica
En julio de 1996 el Departarnento de Salud del Reino Unido advirtió que los fitoestrógenos encontrados en las fórrnulas de leche de soja para lactantes podrían afectar la salud de éstos. Al advertir a los profesionales de la salud, el Médico en Jefe, Sir Kenneth Calman, dijo que las fórmulas con soja sólo se les deben administrar a los bebés siguiendo las recomendaciones de un profesional de salud. Hizo énfasis en que la leche materna es el mejor alimento para proteger a los bebés de cualquier alergia y comentó que existen alternativas a la soja para recetarles a los bebés con alergias y que no pueden tomar leche materna.
Las fórmulas para lactantes basadas en la soja y la mayoría de los productos derivados de la soja contienen una clase de componentes naturales conocidos como fitoestrógenos, los cuales producen una actividad biológica en los seres humanos y en otros mamiferos. Como lo sugiere el nombre, los fitoestrógenos tienen la capacidad de imitar algunas de las acciones del estrógeno, la hormona femenina; sin embargo, los fitoestrógenos también causan un amplio rango de otros efectos en el sistema endocrino. Existe la preocupación de que ciertas clases de fitoestrógenos presentes en la soja (isoflavonas) tienen un potencial toxico importante en el sistema reproductor y en el desarrollo, si les son suministradas a los lactantes. En 1996 el Comité Gubernamental de Asesoramiento Alimentario del Reino Unido les pidió a las compañías que investigaran la eliminación de las isoflavonas de la soja en la leche administrada a los lactantes, pero a pesar de la evidencia de que esto es posible (ver a continuación) las compañías aun no han Ilevado a cabo dicha investigación.
Preocupación por la salud de los lactantes
Los efectos biológicos potenciales en los lactantes debido a las isoflavonas de la soja han sido claramente identificados, e incluyen cambios en las funciones de las glándulas sexuales, el sistema nervioso central, la glándula tiroides y los patrones de comportamiento (1-6).
La exposición de los lactantes a las fórmulas a base de soja, y por ende a las isoflavonas es bastante alta, 1000 veces mayor que la encontrada en los lactantes alimentados con leche matema o con fórmulas a base de leche de vaca (7-9).
Las isoflavonas son absorbidas por los lactantes (7) y los niveles de éstas en el plasma sanguíneo de los lactantes a los que se les han administrado fórmulas a base de soja son comparables a los niveles que tienen efectos estrogénicos significativos en los experimentos con animales (10).
Al igual que muchos factores que afectan negativamente el sistema endócrino, las isoflavonas de la soja pueden afectar el buen funcionamiento de la glándula tiroides en los seres humanos. Según diversos documentos de los años ´60, los lactantes alimentados con leche de soja desarrollaron bocio aunque los factores bociogénicos no fueron identificados en ese momento (11-15). Otros informes más recientes han identificado la real y potencial toxicidad de la soja en la glándula tiroides (16-19), identificandose como el factor activo en la soja, a las isoflavonas. En pruebas in vitro, estos compuestos inhiben las reacciones catalizadoras de la peroxidasa tiroidea, en concentraciones que son comparables a aquellas presentes en el plasma de los lactantes humanos (20). Se ha encontrado bocio maligno en los animales experimentales alimentados con soja (21) y existe el potencial de que las isoflavonas de la soja causen cáncer en la glándula tiroides de los seres humanos.
Existen informes de otros efectos biológicos de las isoflavonas en los lactantes (22-23).
También existen informes sobre los efectos biológicos en los adultos. En un estudio sobre la alimentación realizado en el Reino Unido a mujeres premenopáusicas, se comprobó que 60 gr de proteína de soja por día durante un mes, afectaba el ciclo menstrual, y los efectos de las isoflavonas continuaron durante tres meses después de terminada la dieta con soja. Estos efectos se presentaron en niveles de dosificación de acuerdo con el peso corporal, lo cual significa que las dosis estuvieron en un orden de magnitud más bajas que los niveles a los cuales están expuestos los lactantes. Para estos últimos, los altos niveles de exposición, junto con una alimentación regular y frecuente durante el día, dieron como resultado que los lactantes alimentados con leche de soja presentaban mayores niveles de isoflavonas en el plasma que cualquier otro grupo. Por lo tanto, los lactantes alimentados con leche de soja están expuestos a grandes dosis de isoflavonas por mucho más tiempo, en comparación con las mujeres premenopáusicas afectadas por la ingestión de soja, de los estudios mencionados.
Dc hecho, los lactantes que son alimentados con leche de soja desde su nacimiento pueden experinientar estas altas exposiciones hasta por 12 meses o más tiempo, incluyendo los períodos criticos de la diferenciación sexual después del nacimiento.
Hasta la fecha los efectos de las isoflavonas en las mujeres se presentan como cambios en el status de las hormonas esteroides sexuales y en la secreción de los pezones (25-25). En las mujeres premenopáusicas, existe un claro potencial para que las isoflavonas modifiquen la fertilidad.
Aunque el estudio no fue concluyente, se identificó una asociación positiva importante entre el consumo de formulas a base de soja y la creciente aparición de telarquía prematura en Puerto Rico (26).
In vitro, las isoflavonas de la sojya son inhibidores potentes de la oxidoreductasa 17-b-hidroxiesteroide (27-28) y por lo tanto pueden modular la síntesis y el metabolismo del estradiol y de otras hormonas esteroides (29).
Se ha demostrado la toxicidad de las isoflavonas en la reproducción y en el desarrollo de diferentes especies de animales (30-34).
Fue la toxicidad de los niveles dietarios de las isoflavonas en los animales lo que causó la primera alarma en la comunidad científica y atrajo la atención al hecho de que las isoflavonas de la soja afectaban el sistema endocrino (35). En diversos animales, como los leopardos (34), los ratones (33), las ratas (21), las codornices (32), los esturiones (36) y las ovejas (37) se han observado efectos sobre la reproducción, infertilidad, enfermedades de la glándula tiroides o enfermedades en el higado causadas por la ingestión de isoflavonas.
Eliminación de las isoflavonas de las fórmulas infantiles
En 1996, el Comité Asesor de Alimentos del gobierno Británico le pidió a las compañías fabricantes de fórmulas a base de soja que investigaran la posibilidad de reducir los niveles de fitoestrógenos en sus productos. El procesamiento stándard hace muy poco por reducir los niveles relativos de isoflavonas en las fórmulas infantiles a base de soja (38-39). Sin embargo las isoflavonas se pueden eliminar mediante la extracción etanólica y esto ha sido demostrado en diversos documentos que detallan los métodos para analizar las isoflavonas en los productos de la soja (38-40). También se puede conseguir proteína de soja libre de isoflavonas como es el caso de la Arcon F, un producto de la proteína de soja producida por la Compañía Daniels Midland, usada como control en los estudios clinicos (24). Los laboratorios Abbott-Ross (fabricantes de la fórmula con base de soja, isomil) han desarrollado una fórmula baja en fitoestrógenos e informan de pruebas exitosas del producto (41).
A pesar de todas estas evidencias de que es posible eliminar los fitoestrógenos a nivel comercial, los fabricantes de las fórmulas a base de soja para los lactantes se resisten a hacerlo.
En el Reino Unido, su gremio comercial, la Asociación de Fabricantes de Alirnentos Infantiles y Dietéticos (IDFA en inglés) le ha comunicado a la Comisión de Alimentos que el procesamiento para eliminar los fitoestrógenos podría afectar la calidad de la proteína (42) - una afirmación que parece ir en contra de la evidencia presentada anteriormente.
Está bien demostrado que los lactantes son especialmente sensibles a los factores que afectan el sistema endócrino y por esta razón son un grupo de alto riesgo en términos de exposición. Por lo tanto, cualquier exposición de los lactantes a estos factores, incluyendo los fitoestrógenos, se debe mantener en el mínimo nivel posible. Sin embargo, en la actualidad, los lactantes alimentados con leche de soja están sometidos a una exposición más alta que cualquier otro grupo de la población; una situación que ha llevado al Doctor Daniel Sheehan, Director del Departamento de Investigaciones sobre el Desarrollo y la Reproducción en el Centro Nacional de Investigaciones Toxicólogas de la FDA (Food and Drugs Administration, EE.UU.) a observar que los lactantes alimentados con fórmula a base de soa han sido puestos en riesgo, en un gran experimento humano de niños, sin control y sin ninguna norma (43).
Los riesgos asociados con la exposición a los fitoestrógenos por parte de los lactantes están bien determinados y las primeras sospechas surgieron hace una década (44). Posteriormente, han sido identificados los efectos nocivos de los fitoestrógenos en los lactantes alimentados con soja: en particular es evidente que los lactantes alimentados con fórmulas con soja están en un verdadero riesgo de sufrir dafios crónicos en la tiroides y de hecho los lactantes que sufran de un mal funcionamiento de la tiroides deben evitar fórmulas con soja y la leche de soja. Puede que pase cierto tiempo antes de que se cuantifiquen totalmente otros riesgos, pero se pueden evitar todos los riesgos, ya que está disponible la tecnologia para que los fabricantes reduzcan en gran parte el contenido de fitoestrógenos en las fórmulas con soja.
La Comisión de Alimentos considera que es irresponsable por parte de los fabricantes de las fórmulas de soja continuar poniendo a los lactantes en un riesgo innecesario por la exposición a los fitoestrógenos y por lo tanto ha solicitado la eliminación inmediata de los fitoestrógenos en las fórmulas de soja para los lactantes.
Apéndice de abril de 1999
¿Qué hay sobre el uso tradicional de la soja en la alimentación de los lactantes?
En Asia la soja no fue utilizada en la alimentación de los lactantes. En 1930 el Doctor Ra Guy del Departamento de Salud Pública del Peiping Union Medical College encontró: “pertinente observar que nunca se ha observado que las mujeres de Peiping usen leche de soja natural para alimentar a sus hijos. Esta bebida no se hace en las casas en Peiping, sino que es vendida por vendedores ambulantes como una solución muy débil y caliente de la proteína de soja y generalmente es consumida por los ancianos como reemplazo del té. La leche de soja, como complemento de la dieta de los lactantes, es bastante tediosa y dificil de preparar. Su demanda se basa en que ha sido ofrecida recientemente en los diferentes centros de salud, pero es tan ajena a esta comunidad como la leche de vaca” (45).
En publicaciones posteriores, el doctor Guy informó del uso de la leche de soja como alimento para los lactantes. El objetivo de este informe fue el de comentar sobre los posibles usos de la leche de soja para solucionar el problema de alimentar los lactantes que no recibian suficiente leche matema en un pais donde no se consume la leche de vaca. De nuevo Guy observó que aunque se “venda caliente una leche de soja diluida o TOU FU CHIANG en las calles de Pekin y ésta era ingerida por los ancianos en lugar de té, al contrario de las naciones occidentales, no se usaba la leche de soja para alimentar a los lactantes” (46).
¿Puede la soja causar trastornos de la glándula tiroides en los seres humanos?
Se ha demostrado que la soJa afecta las funCiones de la glándula tiroides en los seres humanos. Un estudio realizado por investigadores japoneses concluyó que la ingestión de una cantidad moderada de soja por parte de pacientes adultos podría causar el agrandamiento de la glándula tiroides y suprimir la función de ésta (17).
Estos investigadores estudiaron los efectos de surninistrar 30 gr diarios de soja en encurtido sobre la función de la glándula tiroides. Durante la investigación, se informó que la ingestión de iodo (en algas marinas) fue normal en todos los pacientes.
Los investigadores observaron un aumento significativo en los niveles de TSH en un grupo de 20 adultos alimentados con soja durante I mes (grupo I) y en un grupo de 17 adultos alimentados con soja durante 3 meses (grupo 2). En dos de los pacientes, los niveles de TSH aumentaron dramáticamente, de aproximadamente 1 micro-U/mL hasta 6.5 o 7.5 micro-U/mL. No se presentaron cambios significativos en los niveles de iodo inorgánico, T3 o T4 en ninguno de los grupos, pero hubo un aumento significativo en el F T3 y en el F T4 de los pacientes del grupo 2 después de dejar de consumir soja.
Se apreció un bocio no bien definido e hipotiroidismo en tres de los pacientes del grupo 1 y en ocho de los pacientes del grupo 2. Los pacientes del grupo 2 también presentaron sintomas asociados con el hipotiroidismo: estreñimiento (53% de los pacientes), fatiga (53% de los pacientes) y letargo (41% de los pacientes).
El bocio en los 11 pacientes era un bocio no bien definido que se encontraba entre los rangos I y 11 de agrandamiento. Uno de los pacientes del grupo 1 desarrolló tiroiditis subaguda. El tamaño del bocio se redujo en nueve de los pacientes después de 1 mes sin consumir soja pero persistió en dos de los pacientes. Se necesitaron 6 meses de tratamiento con T4 para que se redujera el tamaño del bocio en estos paclentes.
El hipotiroidismo subclinico se define como la combinación de un TSH moderadamente elevado con un 14 libre normal , una condición que se esta volviendo común y que eventualmente puede evolucionar hacia un evidente hipotiroidismo, especialmente en aquellas personas con anticuerpos antitiroides. El hipotiroidismo subclinico se define como un estado asintomatico en el cual la reducción de la secreción de las hormonas de la tiroides se compensa mediante un aumento en la producción de TSH para mantener un status clinicamente eutiroideo.
Esta condición es de la mayor importancia y su prevalencia parece estar aumentando. Factores de la dietas pueden jugar un papel importante en el desarrollo de esta condición. Una alta ingestión de un compuesto bociógeno puede aumentar la secreción de TSH y el aumento de la secreción de TSH está también relacionado con el creciente riesgo de cáncer en la tiroides. Vale la pena notar que en los Estados Unidos de América la frecuencia del mal funcionamiento de la tiroides en las personas menores de 45 años se ha duplicado desde 1985.
La soja y el cáncer de mama
Las personas que estén consumiendo soja o suplementos de isoflavona con la esperanza de reducir el riesgo de contraer cáncer deben pensarlo dos veces. Mientras los consumidores y los profesionales de la salud están siendo bombardeados con publicidad de la industria, que exalta las propiedades anticancerígenas de las isoflavonas de la soja, muchos investigadores del cáncer están diciendo justo lo opuesto; que el consumo de las isoflavonas de la soja puede aumentar el riesgo de contraer cáncer.
Por ejemplo, las mujeres posmenopáusicas que consuman isoflavonas de la soja como Terapia de Reemplazo Hormonal (TRH) natural, tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama. En 1996 el Doctor Nicholas Petrakis de la Universidad de California en San Francisco, informó que “el consumo prolongado de proteína aislada de soja tiene un efecto estimulante en los senos de las mujeres premenopáusicas, caracterizado por un aumento en la secreción de los fluidos del pecho, la aparición de células epiteliales hiperfísticas y niveles elevados de estradiol. Estos hallazgos sugieren un estimulo estrógenico desde las isoflavonas genistein y la daidzein contenidas en el aislado de la proteína de soja”. (25).
El doctor Craig Dees del Laboratorio Nacional de Oak Ridge ha encontrado que las isoflavonas de la soja hacen que se reproduzcan las células cancerosas del pecho. Informó que: “bajas concentraciones de genistein pueden estimular a que las células MC-7 entren en el ciclo celular” (47). El Dr. Dees concluyó “que las mujeres no deben consumir ciertos alimentos (por ejemplo productos derivados de la soja) para prevenir el cáncer de mama”.
El Doctor William Helferich de la Universidad de Illinois apoya la tesis de tomar precauciones acerca del consumo de soja para prevenir el cáncer de mama.
Recientemente declaró que; “existe la probabilidad de que el genistein en la dieta estimule el crecimiento de tumores dependientes del estrógeno en los humanos con bajos niveles de estrógeno endógeno circulando, tales como los encontrados en las mujeres que posmenopáusicas” (48).
¿Cuánta soja se puede consumir sin riesgo?
Las observaciones realizadas por el estudio de la Clínica de Tiroides Ishizuki indican efectos bociógenicos importantes en pacientes alimentados con 30 gr de soja al día. Basándonos en las concentraciones de isoflavonas encontradas en la soja japonesa (38), 30 gr de soja pueden contribuir hasta con un total de 23 mg del genistein y 10 mg del daidzein. Para un adulto que pese 70 kg. esto sería igual a la ingestión de 0.33 mg/kg de peso corporal de genistein y 0.14 mg/kg de peso corporal de daidzein por día. Esta cantidad de consumo de isoflavona es aproximadamente tres veces más alta que la cantidad consumida en el Japón, la cual es de 0.08 a 0.13 mg/kg de peso corporal del genistein total por día para un adulto que pese 70 kgs (49).
Para los lactantes alimentados con fórmulas a base de soja, la exposición a las isoflavonas es mucho mayor que la de cualquier otro grupo de la población. Los lactantes menores de 6 meses que sean alimentados iniciamente con fórmulas de soja tienen una ingestión de hasta 5.4 mg/kg de peso corporal de genistein y 2.3 mg/kg de peso corporal de daidzein por día (7). Por esta razón, los lactantes alimentados con fórmulas de soja estan expuestos a niveles aproximadamente 16 veces mas altos de isoflavonas que los pacientes del estudio Ishizuki.
Las concentraciones de isoflavonas encontradas en productos disponibles en Nueva Zelandia (33) indican que una dieta de 500 g de leche de soja más 200 g de queso de soja por día, podría dar como resultado la ingestión de hasta un total de 135 mg de genistein y de 80 g de daidzein. Para un adulto que pese 70 kg., esto equivale a la ingestión de 1.9 mg/kg de peso corporal de genistein y de 1.1 mg/kg de peso corporal de daidzein por día. Este grado de exposición a las isoflavonas es más de cinco veces la exposición de los pacientes en la investigación de Ishizuki y otros.
Los usuarios de los suplementos de isoflavona pueden consumir hasta 40 mg de genistein por día. Para un adulto que pese 70 kg. esto es equivalente a 0.57 mg/kg de peso corporal de genistein por día lo cual es 1.7 veces más que la cantidad que se ha comprobado que causa efectos bociógenicos.
Por lo tanto los lactantes alimentados con fórmulas de soja, los consumidores de grandes cantidades de soja y los usuarios de suplementos de isoflavona pueden presentar los sintomas de hipotiroidismo sin sospechar una conexión con la dieta. Desafortunadamente existen pocos datos acerca de qué constituye un nivel apropiado de ingestión de soja, aunque parece ser que los consumidores en los paises occidentales ahora pueden estar consumiendo mayores cantidades de soja que la consumida como parte de una dieta tradicional asiatica.
Los consumidores de soja deben ser cautelosos y no exceder el consumo de más de 40 g de isoflavonas de soja por día. Se han observado desordenes de la tiroides y otros efectos biológicos en dosis iguales o por encima de este nivel.
Aproximadamente, se pueden encontrar 40 mg de isoflavonas en:
Poroto de soja y harina de soja 12-25 g (0.4-0.9 oz)
Soja molida 20 g (0.7 oz)
Queso de soja (tofu) 70-130 g (2.5-4.6 oz)
Leche de soja 200-300 g (7.1-10.6 oz)
Brotes de soja 100 g (3.5 oz)
¿Por qué no se difunde esta información?
La gente tiene el derecho a saber exactamente qué está comiendo y como está alimentando a sus hijos. ¿,Por qué las agencias gubernamentales se resisten informar al público?
En junio de 1998, el Doctor Mike Fitzpatrick se reunió con el personal del DHS de California para expresar su preocupación acerca de la soja y en particular las fórmulas a base de soja. Recibió una respuesta por escrito de la toxicóloga del DHS, Doctora Susan Loscutoff, quien aflrmó:
“Estoy de acuerdo en que los altos niveles de isoflavinas en las fórmulas para alimentar a los lactantes son motivo de preocupación.”
“No estoy de acuerdo en que los padres tengan el derecho a saber que las fórmulas a base de soja contienen isoflavonas y la clase de toxicidad que las isoflavonas puedan causar en los lactantes, ya que los padres no sabrian como interpretar esa información.”
Esta es la tipica respuesta de las agencias que temen represalias de las industrias de la soja si Ilegaran a alertar al público acerca de los peligros potenciales para la salud con relación a las isoflavonas de la soja.
¿Qué puedo hacer?
Envíe esta información a los profesionales de la salud y a sus amigos.
Escríbale al Departamento de Salud Estatal solicitando información acerca de los riesgos asociados con el consumo de isoflavonas de soja, especialmente por los lactantes. Escríbale a políticos que simpaticen con la causa y exprese su preocupación acerca de la presencia de isoflavonas en las fórmulas a base de soja. Pida información a las empresas fabricantes de productos de soja y a los organismos gubernamentales responsables de la legislación y control de calidad de alimentos y medicamentos, pida una explicación sobre las fórrnulas a base dc soja y los suplementos de isoflavonas de soja.
Esté preparado para respuestas como “NO HAY EVIDENCIA DE QUE HAYA RIESGO”. Sin embargo, los hechos prueban lo contrario.
Bibliografía
1 Clarkson TB et al. Estrogenic soybean isoflavones and chronic disease. Risks and benefits. Trends Endocrinol Metab 6: 11-16 (1995).
2 Chapin et al. Endocrine modulation of reproduction. Fund Appl Tox 29: 1-17 (1996).
3 Santi R et al. Phytoestrogens: potential endocrine disruptors in males. Tox Ind Health 14: 223-237 (1998).
4 Sheehan DM. Herbal medicines, phytoestrogens and toxicity: risk: benefit considerations. PSEBM 217:379-385 (1998).
5 Tönz O and Zimmerli B. Phytoöstrogene in säuglingsnahrung auf sojaproteinbasis. Paediatrica 8: 14-15 (1997).
6 Theo Colborn, Dianne Dumanoski and John Peterson Myers. Our Stolen Future, Little Brown and Company, London, 1996.
7 Setchell KDR et al. Exposure of infants to phytoestrogens from soy-based infant formula. Lancet 350: 23-27 (1997).
8 Murphy PA et al. Isoflavones in Soy-Based Infant Formulas. J Agric Food Chem 45: 4635-4638 (1997).
9 Irvine CHG et al. Phytoestrogens in soy-based infant foods: concentrations, daily intake, and possible biological effects. PSEBM 217:247-253 (1998).
10 Santell RC et al. Dietary genistein exerts estrogenic effects upon the uterus, mammary gland and the hypothalamic/pituitary axis in rats. J. Nutr 127: 263-269 (1997).
11 Van Wyk et al., The effects of a soybean product on thyroid function in humans. Pediatrics 24: 752-760 (1959)
12 Hydovitz JD. Occurrence of goiter in an infants on a soy diet. New Eng J Med 262: 351-353 (1960).
13 Shepard TH. Soybean goiter. New Eng J Med 262: 1099-1103 (1960).
14 Ripp JA. Soybean induced goiter. Am J Dis Child 102: 136-139 (1961).
15 Pinchera A et al. Thyroid refractoriness in an athyreotic cretin fed soybean formula. New Eng J Med 273: 83-87 (1965).
16 Fort P et al. Breast and soy-formula feeding feedings in early infancy and the prevalence of autoimmune thyroid disease in children. J Am Coll Nutr 9: 164-167 (1990).
17 Ishizuki Y et al. The effects on the thyroid gland of soybeans administered experimentally in healthy subjects. Nippon Naibunpi gakkai Zasshi 67: 622-629 (1991).
18 Chorazy PA et al. Persistent hypothyroidism in an infant receiving a soy formula: case report and review of the literature. Pediatrics 148-150 (1995).
19 Jabbar MA et al. Abnormal thyroid function tests in infants with congenital hypothyroidism: the influence of soy-based formula. J Am Coll Nutr 16: 280-282 (1997).
20 Divi RL et al. Anti-thyroid isoflavones from the soybean. Biochem Pharmacol 54: 1087-1096 (1997).
21 Kimura S et al. Development of malignant goiter by defatted soybean with iodine-free diet in rats. Gann 67: 763-765 (1976).
22 Fort et al. Breast feeding and insulin-dependent diabetes mellitus in children. J Am Coll Nutr 5: 439-441 (1986).
23 Cruz et al. Effects of infant nutrition on cholesterol synthesis rates. Ped Res 35: 135-140 (1994).
24 Cassidy A et al. Biological effects of a diet of soy protein rich in isoflavones on the menstrual cycle of premenopausal women. Am J Clin Nutr 60: 333-340 (1994).
25 Petrakis NL at al. Stimulatory influence of soy protein isolate on breast secretion in pre- and postmenopausal women. Cancer Epid Bio Prev 5: 785-794 (1996).
26 Freni-Titulaer et al. Premature thelarche in Puerto Rico. AJDC 140: 1263-1267 (1986).
27 Keung W-M. Dietary estrogenic isoflavones are potent inhibitors of b-hydroxysteroid dehydrogenase of P.Testosteronii. Biochem Biophys Res Comm 215: 1137-1144 (1995).
28 Makela SI et al., Estrogen specific 17b-hydroxysteroid oxidoreductase type I (E.C.1.1.1.62) as a possible target for the action of phytoestrogens. PSEBM 208: 51-59 (1995).
29 Phytoestrogens: potential endocrine disruptors in males. Santti R, Makela S, Strauss L, Korkman J, Kostian ML, Toxicol Ind Health 14:1-2 223-37 (1998).
30 Carter AW et al. Effect of genistin on reproduction of the mouse. J Nutr 55: 639 (1955).
31 Matrone G et al. Effect of genistin on growth and development of the male mouse. J Nutr 59: 235 (1956).
32 Leopald AS. Phytoestrogens: Adverse effects on reproduction in California Quail. Science 191: 98-100 (1976).
33 Drane HM et al. Oestrogenic activity of soya-bean products. Fd Cosmet Technol 18: 425-427 (1980).
34 Setchell KDR et al. Dietary estrogens - a probable cause of infertility and liver disease in captive cheetahs. Gastroenterology 93: 225-233 (1987).
35 Pope GS and Wright HG. Oestrogenic isoflavones in red clover and subterranean clover. Chem Ind 1019-1020 (1954).
36 Pelissero C et al. Estrogenic effect of dietary soy bean meal on vitellogenesis in cultured Siberian Sturgeon Acipenser baeri. Gen Comp End 83: 447-457 (1991).
37 Braden et al. The oestrogenic activity and metabolism of certain isoflavones in sheep. Aust J Agr Res 18:335-348 (1967).
38 Wang H and Murphy PA. Isoflavone content in commercial soybean foods. J Agric Food Chem 42: 1666-1673 (1994).
39 Barnes S et al. Isoflavones and their conjugates in soy foods: Extraction conditions and analysis by hplc-mass spectrometry. J Agric Food Chem 42: 2466-2474 (1994).
40 Franke AA et al. Quantitation of phytoestrogens in legumes by HPLC. J Agric Food Chem 42: 1905-1913 (1994).
41 Tolerance of soy formulas with reduced phytate/phytoestrogens fed to healthy term children, Janus L Ostrum, Ross Products Division, poster presentation at the Second International Symposium on the Role of Soy in Preventing and Treating Chronic Disease, Brussels, September 16-19, 1996.
42 Phytoestrogens in Soya Infant Formula, Infant and Dietetic Foods Association, letter to the Food Commission, 24 September 1998.
43 Sheehan DM. Isoflavone content of breast milk and soy formulas: benefits and risks (letter). Clin Chem 43:850 (1997).
44 Setchell, KDR. Naturally occurring non-steroidal estrogens of dietary origin. In ‘Estrogens in the Environment' J McLachlan (Ed), Elsevier, New York, 1985.
45 Guy RA. The diets of nursing mothers and young children in Peiping. Chinese Med J. 50:434-442 (1936).
46 Guy RA and Yeh KS. Soybean milk as a food for young infants. Chinese Med J. 54:1-30 (1938).
47 Dees C et al. Dietary estrogens stimulate human breast cells to enter the cell cycle. Environ Health Perspect 105 (Suppl 3): 633-636 (1997).
48 Hsieh C-Y et al. Estrogenic effects of genistein on the growth of estrogen receptor-positive human breast cancer (MCF-7) cells in vitro and in vivo. Cancer Res 58:3833-3838 (1998).
49 Fukutake M et al. Quantification of genistein and genistein in soybeans and soybean products. Food Chem Toxicol 1997; 34: 457-461.
Para mayor informción puede escribir a:
Dr Mike Fitzpatrick, PO Box 33-849 Takapuna, New Zealand , Tel: 0064-9-4868068, Fax: 0064-9-4868072, e-mail: mfitzpatrick@kma.co.nz
Sue Dibb, The Food Commission, 94 White Lion Street, London N1 9PF , UK , Tel: 0044-171-8372250, Fax: 0044-171-8371141, e-mail: foodcomm@compuserve.com
Fuente : Soy Online Service

No hay comentarios:

Publicar un comentario