jueves, 9 de abril de 2009

Ensuciarse es saludable para los niños

Ensuciarse es saludable para los chicos
Según especialistas, fortalece el sistema inmunológico
La próxima vez que su hijo quiera saltar un charco, caminar por el barro, treparse en un árbol, jugar con arena o rascarse la cara con la mano llena de tierra por buscar insectos, déjelo: estará ayudándolo a que sea más sano. Un grupo de especialistas afirmó, como decían nuestras abuelas, que la suciedad que tiñe a los chicos de pies a cabeza mientras juegan o hacen deportes, por extraño que pueda parecer, es buena para construir un sistema inmunológico saludable. “Hay suficiente evidencia científica que demuestra que la libertad de ensuciarse durante la exploración, el juego, el ejercicio físico, la alimentación, las tareas escolares u otras actividades cotidianas en casa beneficia el desarrollo físico y mental de los chicos”, dijo a LA NACION el doctor en psicología John Richer, director del Departamento de Psicología y Pediatría del Hospital John Radcliffe, en Oxford, Inglaterra. De visita en nuestro país para participar del I Foro sobre Desarrollo Infantil, organizado por la filial argentina de la Asociación Internacional por el Derecho de los Chicos a Jugar (IPA, por sus siglas en inglés), el doctor Richer coincidió con especialistas locales en que lo que tanto puede disgustar a los padres, en los chicos fortalece el sistema inmune, agudiza los reflejos, mejora el aprendizaje y favorece la interacción con sus pares. "Los padres estamos tan ocupados que hasta nos preocupa más que los chicos se ensucien o que desordenen el cuarto que el hecho de que jueguen y puedan tener experiencias que enriquezcan su desarrollo vital", opinó la profesora Beatriz Caba, directora de IPA Argentina. Para la especialista, que participó del foro los adultos les creamos a los chicos "extensas agendas para que sean grandes, eficientes y exitosos desde muy chicos postergando o bloqueando la acción de jugar como si fuera un mero pasatiempo y no la antesala de su mejor formación creativa". Decir que no Decir siempre "no" afecta la estima de los chicos: "Cuando se les impide trepar a los árboles, jugar a lo bruto, hacer deportes y juegos con ciertos riesgos físicos, se los está subestimando porque les estamos diciendo que no son como los demás", dijo la psiquiatra Graciela Moreschi. Los seres humanos crecemos rodeados de agentes patógenos que causan enfermedad, como los gérmenes o los virus, pero que también ayudan a que nuestro sistema natural de defensa se desarrolle de manera saludable. "Nos desarrollamos en un medio ambiente «sucio», por lo que necesitamos una estructura orgánica para poder enfrentarlo", comentó Richer. Un mecanismo es el comportamiento al evitar todo contacto con aquello que contiene patógenos y puede transmitirnos enfermedad. El asco es la emoción que hace que nos apartemos de lo que nos disgusta. El segundo mecanismo de defensa es el sistema inmunológico, que "ataca" a los agentes nocivos que causan infecciones y reacciones alérgicas. Las últimas investigaciones señalan, según el experto, que ensuciarse con tierra del suelo y estar expuesto a sus cientos de microbios permite que el sistema inmune los "conozca" sin desarrollar hipersensibilidad. Esto se debe al trabajo de una nueva célula defensora (célula T reguladora) que sensibiliza o vuelve menos reactivo al sistema inmune. Por otra parte, cada vez que un chico tiene contacto con el medio ambiente tiene sensaciones que, al ser procesadas, ayudan al crecimiento del cerebro. "La salud de un chico se valora por su crecimiento y la ausencia de enfermedad. Pero a veces hay un falso concepto de lo que es la suciedad que evita que los chicos se pongan en contacto con la naturaleza", señaló a LA NACION el pediatra Marcos Mercado, ex jefe de residentes del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Cuando este concepto está arraigado en los padres, sea por desconocimiento o comodidad, toman decisiones que van en contra de las necesidades naturales del chico. "Cuando un bebe nace, el sentido más importante que tiene es el del tacto, que le sirve para reconocer el pecho materno y sentir la piel de la mamá. Si ella tiene una falsa noción de la higiene, le puede costar ese contacto tan íntimo", afirmó Mercado. En ese contacto con la piel materna mejora la inmunidad del bebe porque recibe las bacterias que habitan en la mamá y la leche le aporta los anticuerpos que necesita para defenderse. Entre los 3 y los 5 meses, los bebes se llevan las manos y los pies a la boca, como una forma de reconocer su esquema corporal. Después siguen los objetos más cercanos. "Cuando un bebe comienza a gatear, el mejor lugar para que lo haga es el piso, que para las mamás siempre está sucio -agregó el pediatra-. Sin embargo, nada brinda tanta estabilidad ni la posibilidad de reconocer las propias capacidades motrices como el piso." Otro problema para los padres es el plato de comida. Pero para Mercado "es vital para el desarrollo del apetito del bebe que meta sus manos en el plato y se ensucie. Y muy pocas mamás permiten esto", sostuvo. Nervios alterados A medida que los chicos crecen se presentan nuevos desafíos para los padres, que no siempre se resuelven de la manera más exitosa para los chicos. "Ponerse a pintar sobre una alfombra persa o modelar sobre la moquette beige clarita tiene alto impacto de riesgo sobre los nervios de la madre. Proponerle o permitir que comience un trabajo en arte 10 minutos antes de sentarse a comer causará una trifulca. Y darle elementos de arte para que no moleste dará lugar a una desilusión en ambas partes", advirtió la doctora Graciela Bottini de Barucca, directora de la Escuela de Arte Dramático de la Universidad del Salvador. Bottini, que no pudo evitar hablar como madre y abuela, aseguró que en la actualidad existe un conjunto de conceptos "muy ligados al prejuicio" y que comienzan a llamar la atención de los profesionales. Entre ellos está la idea de los padres de que cada vez que un chico quiere dibujar o pintar la casa se ensucia, o que, por otro lado, deben comprarles gran cantidad de materiales especiales. "Nada de esto es necesario", afirmó, al sugerir crear un espacio y un tiempo para compartir con los hijos. Para la profesora Caba, los chicos necesitan "vivenciar el caos para encontrar el orden" y explorar el mundo que los rodea: "En el proceso es posible que no queden muy limpitos ni muy prolijos, pero así comenzarán una búsqueda que los llevará a consolidar su identidad". Juegos, en baja
"Observamos una disminución alarmante de la actividad lúdica en los lugares donde comúnmente los chicos crecen", afirmó la profesora Beatriz Caba. La calle, agregó, es peligrosa: "La inseguridad quitó la posibilidad del encuentro en el barrio. Tampoco existe planificación urbana pensada para la infancia. En la escuela, predominan el conocimiento y la eficiencia, y el juego queda relegado al recreo si los chicos se portan bien y no se ensucian".

1 comentario:

  1. Miércoles 7 de Septiembre de 2005
    Peridódico: "EL Gráfico" | Especial
    Página 37
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